Castellano, pregunta formulada por sofiam31c, hace 16 horas

síntesis del texto no es tarde para William de hector abad​

Respuestas a la pregunta

Contestado por bibiff28
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Respuesta:

A mediados del siglo XIX ni los cirujanos ni los obstetras tenían la costumbre de lavarse las manos antes de operar o de atender a las parturientas. De hecho, en todo el mundo, el parto era una ocasión azarosa en la que morían porcentajes altísimos de mujeres. ¿La causa principal? Una misteriosa reacción llamada “fiebre puerperal”. Comisiones de varios estados de Europa buscaban las causas de esa fiebre y sus conclusiones eran más o menos mágicas: podía ser el frío, para unos, para otros el calor; algunos proponían oscuras influencias cósmicas de la luna o los planetas, o interferencias telúricas, climáticas, según la humedad del sitio o lo vetusto del hospital. Pero lo que la mayoría creía era que esta fiebre era un destino inevitable de la humanidad y que debía atribuirse a una voluntad divina cuyo fin era recordarnos el pecado de nuestros primeros padres (“multiplicaré los trabajos de tus embarazos y parirás a tus hijo con dolor”)

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