Historia, pregunta formulada por Hana0lectora, hace 9 meses

Sinopsis:
Snayder Kleir, el chico Kleir, es un chico muy, pero muy atractivo e inteligente, y llevo años observándole, hasta he planeado tener un hámster cuando nos casemos, pero él único e insignificante problema es que él aun no conoce a la futura señora Kleir, me dejo explicar; él no me conoce porque nunca hemos tenido la oportunidad para hablar, pues él es del otro salón, "El salón adelanto" o bachillerato A, en cambio yo estoy en la "B".
Pero me retaron a que no podía ingresar al salón; y a mi nadie me reta sin quemarse en el intento
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Respuestas a la pregunta

Contestado por angelesmartinez12
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Respuesta:

Melanie Klein (1882-1960) fue una psicoanalista Judía nacida en Viena muy creativa y original quien descubrió la obra de Freud a la edad de 26 años y quien dedicó su vida a enriquecerlo y a matizarlo en interesantes y valiosas formas. Es quizás mejor recordada hoy en día por una teoría que suena poco probable pero que es inherentemente sensible, la cual generó en su libro El Psicoanálisis de Niños (1932), acerca de un “pecho bueno” y de un “pecho malo” - de los cuales sabrá más en un minuto.

Freud había alcanzado un renombre evocándonos cuán profundamente inaceptables muchos de nuestros deseos son en sus crudas y no disfrazadas formas. Debajo de la civilizada superficie, en nuestras inconscientes mentes, somos motivados por lo que el inventor del psicoanálisis llamó “el principio del placer”, el cual nos incita a querer una serie de cambiantes cosas simplemente impactantes, sorprendentes y anárquicas (desde el punto de vista de todos los días). Queremos matar, castrar y mutilar a nuestros enemigos, ser las personas más poderosas de la tierra, tener relaciones sexuales con inusuales partes del cuerpo de los hombres, de las mujeres y de los niños, emparejarnos con miembros de nuestras propias familias y convertirnos en inmortales.

De manera desafortunada, en el análisis de Klein, no todo el mundo entra en la posición depresiva, ya que alguna personas quedan atascadas en un modo de división primitiva que ella denominó (algo un tanto desalentador) la “posición esquizo-paranoide”. Durante muchos años, incluso en la edad adulta, estas personas que han sido maldecidas se encontrarán a sí mismos incapaces de tolerar la más mínima ambigüedad: deseosos de preservar su sentido de su propia inocencia, deben aborrecer o amar. Deben buscar chivos expiatorios o idealizar. En las relaciones, tienden a caer violentamente en el amor y luego - en el momento inevitable cuando un amante de alguna manera los decepciona – cambian de manera brusca y se convierten en incapaces de sentir nada. Estos desafortunados son propensos a pasar de candidato en candidato, siempre buscando una visión de total satisfacción, el cual en repetidas ocasiones es violado por un error involuntario por parte del amante.

No tenemos que creer de manera literal en la verdad de la teoría de Klein para ver que tiene valor para nosotros como una inusual pero útil representación de la madurez. El impulso de reducir a las personas por lo que pueden hacer por nosotros (darnos leche, darnos dinero, mantenernos felices), en lugar de lo que son en sí mismos (seres multifacéticos con su propio y a menudo difícil de alcanzar centro de gravedad), puede ser observado de manera dolorosa en la vida emocional a nivel general. Con la ayuda de Klein, nos enteramos del que llegar a un acuerdo con el carácter ambivalente de todas las relaciones pertenece a la empresa de madurar (una tarea con la que nunca terminamos) - y es probable que nos deje un poco tristes, si no es que por un tiempo simplemente deprimidos.

Explicación:

te ami

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