similitudes y diferencias entre la de adn de un pez y de un ser humano
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Estas características han hecho que este pequeño pez también sea el elegido para la experimentación por el primer centro mundial de testado de fármacos que ha iniciado su andadura en San Sebastián tutelado por el prestigioso científico Juan Carlos Izpisúa, quien ya estudiaba la regeneración cardiaca con el "cebra" en el Instituto Salk de California.
Otros investigadores como Christiane Nusslein-Volhard del Instituto Max Planck de Tubinga (Alemania) lo emplean para descubrir la función de los genes humanos o para curar la anemia, como hace Leonard Zon, del Hospital Infantil de Boston (EEUU).
El pez cebra, "Danio rerio", de sólo tres centímetros, es originario del sudeste asiático y especialmente apreciado por su homología genética con el hombre que permite que los resultados obtenidos de los fármacos probados en estos animales sean potencialmente extrapolables al ser humano.
Sus embriones son transparentes, algo que hace posible observar los efectos de estos medicamentos en sus órganos internos en formación.
Además sus vísceras pueden ser teñidas con un marcador fluorescente que las sigue haciendo visibles cuando son adultos y ya han desarrollado las características rayas que le dan nombre y le hacen perder su transparencia.
Otra de las ventajas de este pez es su capacidad reproductiva -la hembra pone hasta 200 huevos- y rápido desarrollo -sus órganos se forman en sólo 24 horas-, gracias a los cuales se pueden realizar diferentes experimentos en una misma generación de animales, investigar la evolución de las patologías e identificar las causas de las enfermedades investigadas.
De esta manera, se descubrió que el nacimiento extraordinario de algunos especímenes con dos cabezas en diferentes especies de vertebrados, incluido el ser humano, se debe a una actividad errónea de dos genes que fue descubierta por medio de la investigación en el pez cebra.
Este pez tropical posee también la cualidad de regenerar los órganos que le son parcialmente amputados, lo que amplia las capacidades de investigación en este campo que tiene como horizonte la recuperación de las lesiones medulares.
Su pequeño tamaño hace fácil su almacenaje, ya que caben hasta un centenar de animales en contenedores de un litro de agua, y su sencillo mantenimiento decantan finalmente a favor del pez cebra las preferencias de los científicos como animal de laboratorio en el siglo XXI.
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