Arte, pregunta formulada por yeanatalia, hace 4 meses

Símbolos más comunes en la pintura artística

Respuestas a la pregunta

Contestado por gomezramirezandresja
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Respuesta:

Solo el hombre puede apreciar el símbolo y leer con ojos invisibles lo que las cosas evocan. La capacidad imaginativa del hombre le permite escalar a niveles de realidad que van de lo visible a lo invisible, de lo superficial a lo esencial, y por medio de la analogía relacionar las cosas de este mundo, hallando lo pequeño en lo grande y lo grande en lo pequeño. Solo el hombre puede ver en los claroscuros de una tormenta la lucha universal del bien contra el mal, o en el beso de un ángel la aspiración interna de identidad con el alma.

Es en este punto donde tenemos que hablar del arte, no solo como creación sensible, formal y bella, sino también de su mensaje , de su contenido.

Es mucho también lo que se ha escrito a lo largo del tiempo sobre la importancia simbólica del arte, como elemento de transmisión. De hecho en el arte siempre se ha depositado la función de transmisión de las más elevados concepciones que el hombre hay podido tener, desde aspectos religiosos hasta el sentido de orden y justicia, todo se ha tratado de expresar siempre en símbolos a través del arte.

Un símbolo es un receptáculo formal de una idea, sea esta idea superficial o profunda. El símbolo nos conduce a ella. En el símbolo se da la dualidad alma-cuerpo, continente y contenido.

Por otro lado el lenguaje del símbolo no es racional, conceptual y lógico sino intuitivo y evocador, nos conecta por analogía natural con las ideas sin intervención de la razón.

El símbolo puede evocar recuerdos, actúa como un catalizador de elementos asociados, ya sea por experiencia o por convención, pero lo que más nos interesa del símbolo es la capacidad de abrir puertas a realidades más profundas y elevadas para despertar de alguna forma los recuerdos del alma.

En cierto, modo esto sucede en el Arte a través de su poder de evocación simbólica. Por ello, en la obra de arte no solo ha de cuidarse su aspecto formal sino la idea que encarna en ella, y ha de haber una comunión fundamental entre continente y contenido, entre la forma y el aliento que la anima, entre cuerpo y alma, como lo hay en la vida.

El símbolo como vehículo de una idea, como huella material, puede responder a una creación según los cánones naturales con que la vida construye también sus formas, entonces el lenguaje simbólico se vuelve universal, intuitivo, valioso en cualquier lugar del mundo pues reproduce un proceso creativo con esquemas universales naturales.

neoclasicismo El hombre puede darle subjetivamente un valor simbólico a las cosas pero los verdaderos símbolos son aquellos en los que el mensaje no

depende tanto del acuerdo arbitrario sino que escapándose a la subjetividad manifiestan mensajes comunes a todos los hombres. El arte ha de apoyarse fundamentalmente en la universalidad de su lenguaje y por tanto de sus símbolos

Los colores son un claro ejemplo de ello. El valor que otorgamos a los colores no es puramente convencional (por ejemplo, los colores del semáforo), lo colores inducen en nosotros determinadas actitudes, puesto que canalizan determinadas longitudes de onda y vibraciones de la naturaleza que están en consonancia con esos mismas actitudes dentro del hombre. Así cuando se habla del verde como símbolo de la esperanza, o del rojo como símbolo de la guerra, no estamos hablando de nada relativo. El verde provoca cierta serenidad, cierta proyección, cierta necesidad de continuar, de seguir, mientras que el rojo está implicando choque, conflicto, y de alguna manera necesita de una especial atención, detenerse o tener que asumir una postura.

La Naturaleza entera, en sus realidades no solo materiales y de forma, sino vitales, psicológicas y mentales, está íntimamente unida en una relación de simpatía y es precisamente el símbolo y la capacidad de la analogía la que nos permite circular por esta relación yendo de lo grande a lo pequeño, de lo visible a lo invisible.

Podríamos decir también que el aspecto simbólico del arte está íntimamente vinculado con la asociación de ideas. El Símbolo despierta un recuerdo. Puede despertar un recuerdo instintivo, emocional o puede ser un recuerdo del alma.

Hay recuerdos de realidades circunstanciales, convencionales, y hay recuerdos de verdades profundas, elevadas.

En el arte, la sabia combinación de elementos sensibles toca fibras del interior del ser humano. Emociones, sensaciones, imágenes e ideas se combinan y afloran. El arte se manifiesta como un verdadero conductor de la conciencia.

La obra de arte, a través de sus imágenes, sonidos y formas puede despertar en el hombre el recuerdo de lo sublime que contiene su alma. Podíamos afirmar incluso que la contemplación de la belleza despierta la belleza interior.

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