Siciedad virreinal iglesia y rebeliones
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El Virreinato de Nueva España era el de mayor extensión territorial y el más antiguo de los cuatro que se crearían con los años en el Continente americano. A éste, le seguirían el del Perú, y muy tardíamente el de Nueva Granada y el de la Plata.
Para todo el Imperio Español y en particular para Nueva España su gobernante supremo era el Rey de España.
LA IGLESIA
Iglesia Católica en Nueva España fue uno de los dos pilares creadores y civilizadores del nuevo país. Para la formación de México fue indispensable y sus frutos fueron los mayores por la conversión de los paganos a la Doctrina de Cristo. En los trescientos años del Virreinato moldeo la mente del pueblo en el temor de Dios el Creador, instituyo la caridad para con los semejantes motivando la construcción de innumerables Casas de Beneficencia, Hospitales, Monasterios y Conventos y Casas de Instrucción, Templos y Catedrales que se llenaron de obras de arte invaluables, demostrando con ello el nivel de civilización y cultura alcanzado por las clases altas y medianas de la sociedad.
Después de doscientos años de revoluciones y robos, expolios y destrucción en los siglos XIX y XX, del rico patrimonio virreinal, se pueden ver aún muestras de tal riqueza. Sería labor de cientos de libros de Arte, recopilar imágenes de lo que todavía se puede encontrar a lo largo y ancho de nuestro país.
La Iglesia Católica en Nueva España comenzó con los clérigos que llevó Cortés consigo en su Conquista; Fray Bartolomé de Olmedo y el padre Juan Díaz; luego fueron llegando muchos a medida que se iba consolidando ésta.
Las primeras Diócesis fueron: la Carolense en 1518 con el obispo Fray Julián Garcés, la de México con el obispo Juan de Zumárraga, la Michoacán con el obispo Vasco de Quiroga y la Chiapas con Fray Bartolomé de las Casas.
REBELIONES
EL Virreinato novohispano, con los defectos inherentes a toda obra humana, mantuvo a los pueblos en paz, sin ejércitos porque no hubo guerras, solamente las guardias del Virrey y las Milicias eran necesarias para mantener el orden y sofocar alguna esporádica rebelión.
Las principales causas de las rebeliones indígenas durante el siglo XVII fueron el abuso de los corregidores y el malestar ocasionado por las reformas borbónicas. El virreinato soportó más de cien revueltas de diferente importancia, sustentadas en el mesianismo popular que esperaba el retorno del Inca. Las de mayor impacto entre la población fueron la de Juan Santos Atahualpa y la de José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II)
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