si, quisiera reflexiones sobre el uso del tiempo libre
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Una parte importante de nuestra vida está encauzada. Estamos Dentro de una cadena de la que no es fácil escapar. Vivimos con el tiempo programado, con una organización condicionada por nuestro modo de vida.
Son pocos los espacios para la decisión de cada uno. Hay que estudiar, adaptarse a las normas, cumplir con los horarios y los calendarios. Casi todo nos viene impuesto y tenemos poca capacidad para introducir cambios.
Con frecuencia nuestro espacio privado lo encontramos en el tiempo sin obligaciones, en el tiempo libre, que le damos la categoría de tiempo de libertad y de ruptura con las tareas diarias. Es un espacio privado que relegamos a las épocas de vacaciones y del fin de semana.
¿Qué tiempo me queda para mí?
El tiempo de diversión y de liberación comienza con el fin de semana, a partir del viernes. Con frecuencia dejamos pasar los días entre semana con la ilusión de alcanzar esos momentos para romper con la rutina.
Si atendemos al modelo de diversión y fiesta que se ha impuesto en esta época, llegamos a la conclusión que soportamos con pena y disgusto los días de trabajo y esperamos como salvación el fin de semana. De esta manera, parece que nos arrastramos entre nuestras obligaciones, dejando la satisfacción y el bienestar para los periodos de ruptura y explosión.
Llama la atención que, aunque es difícil sentirse dueño del propio tiempo, dejamos escapar demasiadas oportunidades. Las modas de diversión nos imponen el movimiento, la actividad continua, la sensación de que todo caduca de un día para otro. Y esta forma de entretenimiento es propia de la épocas sin horarios ni obligaciones.
La actitud personal de encontrar un espacio de tiempo para uno mismo, que se encuentra en el día a día, cada vez resulta más extraña. Sin embargo es una buena alternativa para aumentar el tiempo para uno mismo.
Contempla con mirada crítica las propuestas de diversión para el tiempo libre que recibes.
Organiza tus actividades, de tal manera que te permitan encontrar quehaceres gratificantes durante la mayor parte de los días.
Dale importancia a los acontecimientos pequeños y cotidianos que pueden hacerte sentir mejor: la charla con los amigos, la lectura de un libro, una paseo, la compañía de tu pareja, la actividad física, la práctica de deporte en grupo, etc..
¿Hago siempre lo que quiero?
Es necesario asomarse desde dos puntos de vista complementarios: ¿puedo hacer siempre todo lo que yo quiero?. Como parece lógico, en ningún aspecto de nuestra vida todo es posible, y en muchas ocasiones, tenemos que renunciar y aceptar que algunos deseos no se pueden alcanzar.
Es interesante hacerse la pregunta desde otro punto de vista, a saber, ¿cuántas veces hago cosas durante mi tiempo libre que realmente no me apetecen hacer?, ¿por qué, una y otra vez, me pasa los mismo y termino haciendo lo que yo no quiero?. Esta situación nos sucede con frecuencia, con demasiada frecuencia. En ocasiones estamos a disgusto por haber aguantado aquella noche más tiempo de lo necesario.
Es importante entender que nuestro tiempo de diversión forma parte de nosotros. Hacemos y disfrutamos en función de los que hemos aprendido a hacer, según lo que suceda con la gente con la que vayamos, y del lugar y los recursos que tengamos a nuestra disposición.
Las cosas no suceden por casualidad, casi siempre tenemos influencia sobre ellas.