Informática, pregunta formulada por lennyciro, hace 1 año

Si centramos la aSi centramos la atención en una imagen solamente, ¿qué idea tenemos?

Respuestas a la pregunta

Contestado por kirisuchan
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Respuesta:

Hola buenas noche espero q te sirva de mucho

La vieja expresión de «una imagen vale más que mil palabras» podría ser sustituida

en la enseñanza de E/LE por esta otra: «¡que una imagen valga más que mil palabras!»

Sería magnífico conseguir que una imagen provocara mil palabras en nuestros estudiantes, ¿verdad? ¿Por qué no tratar de conseguirlo?

De todos es sabido que la vista es el más preciado de nuestros sentidos. Todo lo que

vemos está unido a nuestras experiencias personales e incluso se podría afirmar que la

mayoría de nuestras comunicaciones son una respuesta a una experiencia visual.

Pues bien, pese a la importancia de la imagen, en las clases de lengua tan sólo

recibe una relativa atención, ya que, en general, centramos nuestra actuación como

profesores en las imágenes, sólo y exclusivamente con los niveles de iniciación o de

principiantes absolutos. Pensemos en un caso habitual: «como dibujo muy mal, llevo a

la clase fotografías con todo el léxico que quiero enseñar hoy. Toca hablar de alimentos, así que llevo unas fotografías de verduras, legumbres, frutas, etc., sin preocuparme

de nada más». Esto es un grave error, nuestros alumnos pueden escuchar perfectamente

expresiones del tipo: «esta chica es un repollo», «vaya patata caliente que le han pasado a Luis», «fulanito es todo un besugo», «¡qué castaña de clase!» o «¡vaya castaña que

lleva ése!», por citar algunos ejemplos. Obviamente las fotos que hemos llevado a

clase seguro que son preciosas, pero no habremos conseguido gran cosa. De ahí la

importancia de la contextualización del vocabulario que presentemos a la clase. Esta

misma actividad de relacionar imagen con léxico también ha sido realizada en niveles

Explicación:

Para trabajar las fotografías en clase hay que tener muy en cuenta varios aspectos:

qué parte de la lengua queremos enseñar, qué destrezas queremos trabajar, cuál es el

nivel de nuestros alumnos, cómo vamos a organizar la actividad (individual, por parejas, en grupos, toda la clase, o una combinación de las mismas), cómo controlaremos la

práctica (guiada, semiguiada o libre), qué tiempo emplearemos y qué materiales usaremos.

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