Sera que la evolucion ho permitido
pensamiento religioso
acerca de
Dios
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Para responder a la pregunta inicial se analizará el concepto actual de hombre, su relación con lo sagrado, algunas características de la antropología teológica del autor y se terminará el estudio con algunas propuestas ofrecidas por González de Cardedal.
1. Algunas características antropológicas señaladas por el autor, basadas en las ciencias humanas
1.1. Concepto del hombre
Una preocupación constante de todos los pensadores cristianos, tanto filósofos como teólogos desde la antigüedad hasta el momento actual es el tema del hombre (González de Cardedal, 2005). “En ninguna época se ha sabido tanto y tan diverso con respecto al hombre como en la nues-tra…Y sin embargo, en ningún tiempo se ha sabido menos acerca de lo que el hombre es” (Heidegger, 1993: 177).
El hombre ha sido objeto de estudio de diversas ciencias, dando lugar a las distintas antropologías, aunque ahora no se va a partir del hombre como ser solitario, sino en relación con el otro, porque precisamente las ciencias han demostrado que la alteridad es factor constitutivo de su identidad (González de Cardedal, 2000). El que el hombre piense, hable, sienta, muestre afecto, demuestra que es un ser social, y por tanto, necesita a los demás (Alonso, 2018).
Para estar sano, es necesario tener buenas relaciones consigo mismo y con los demás, es decir, las relaciones intrapersonales y las interpersonales deben ser satisfactorias, siendo en las interpersonales necesario la figura del otro, porque ese otro es el que obliga a la persona a salir del aislamiento (González de Cardedal, 2000). Al estudiar su identidad, descubre en su interior un anhelo a la verdadera belleza, al bien supremo, a la infinitud, a la eternidad, que no es otra cosa que el Tercero-Trascendente (Gesche, 2010). El hombre debe a la Verdad, a esa suprema Belleza, al Bien Supremo, a ese tercero Transcendente una gratuita e incesante servidumbre (González de Cardedal, 2000).
Una vez aclarada la íntima vinculación entre el hombre y Dios en su pensamiento, el teólogo analiza al hombre desde el punto de vista de los aspectos físicos y las manifestaciones sociales y culturales de las comunidades humanas, es decir, aceptando al hombre como es y sus exigencias de humanidad, para caminar hacia una antropología teológica, es decir, a presentar al hombre desde el punto de vista de la revelación, estableciendo la visión cristiana del hombre.
1.2. El hombre como un todo. Necesidades del hombre
El ser humano no puede dividirse en parte material y parte espiritual como se ha concebido en posicionamientos tradiciones. En el hombre todas las dimensiones están interrelacionadas; es una unidad psicosomática, es la unión sustancial de cuerpo y alma, de materia y espíritu. Las transformaciones que se producen en la sociedad, producen cambios en las personas, pero como estas son unidades integrales, estas transformaciones se producen en todos los ámbitos, y cambian las maneras de pensar, de sentir y de actuar, es decir, los conocimientos, las actitudes, los sentimientos, los valores, expresados en sus comportamientos (González de Cardedal, 2000). La Biblia presenta una visión del ser humano en la que la dimensión espiritual aparece junto a la dimensión física, social e histórica del hombre (Gn 2,7), y esta imagen está en consonancia con la visión psicosomática de la ciencia actual.
El hombre, como todo ser vivo tiene necesidades biológicas y a la vez, por ser racional posee unas necesidades espirituales, en interacción constante, y tanto unas como otras, son esenciales, y deben ser satisfechas (González de Cardedal, 2007a). Afirma el teólogo:
El hombre es un amasijo de necesidades: físicas, biológicas, sociales, morales, espirituales y religiosas. Diferentes entre sí, religadas y articuladas, todas ellas deben ser reconocidas y respondidas tanto en el orden personal como en el orden social. El hombre necesita pan y agua, aire y luz, belleza y amor, justicia y esperanza. Cada una de ellas cumple su función directa, pero a la vez colabora en la realización de las demás, porque está afectada de la insatisfacción del órgano cuando se lo separa del organismo. Todas ellas deben encontrar en la sociedad apoyo, defensa y cultivo (González de Cardedal, 2011b: 3).
Don Olegario entiende necesidades humanas como:
… menesteres, impulsos o fuerzas motivadoras, suscitadas por una carencia, tensión, desequilibrio o apetencia que mueven al sujeto a realizar unas acciones que llenen ese vacío, descarguen esa tensión, recuperen el equilibrio anterior, y logren el objetivo anhelado. Tenemos por consiguiente, un doble elemento: por un lado la carencia, posibilidad o impulso existentes en la persona y por otro la percepción, respuesta y acción del propio sujeto, o bien de la sociedad, del grupo o de las otras personas, en orden a corresponder a aquella disposición carencial o potencial (González de Cardedal, 1996c: 523).
Explicación: