Salud, pregunta formulada por jorgekruz043, hace 24 días

¿será importante reflexionar sobre el cuidado de nuestra salud y la de nuestra familia?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por fernandaotaku
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Estamos recién iniciando el 2022 y seguramente mucha de la información o los temas que podemos encontrar tanto en redes sociales como en algunas publicaciones están relacionados con los propósitos o las metas que nos hemos fijado para este nuevo año, y los trucos o rituales que podríamos hacer para lograr que se vuelvan una realidad. Puede ser que en un primer momento piensen que este texto es semejante a aquellos consejos que nos podrían ayudar a enfrentar con mejor actitud este comienzo, pero la verdad es que mi intención es enfocar nuestras miradas y energía al cuidado de la salud mental, física, emocional e incluso espiritual, como una especie de obsequio que cada quién puede darse a sí mismo, aprovechando la energía y la magia que trae la noche de epifanía, fecha que coincide con la publicación de la presente reflexión.

Para empezar, necesitaremos un poco de Teoría del autocuidado. De acuerdo con la enfermera, profesora e investigadora estadounidense Dorothea Orem, creadora de dicho término, se trata de “una actividad aprendida, dirigida hacia nosotros mismos o hacia los demás, con el fin de conseguir un bienestar”. Entendiendo eso, podemos dimensionar que todas y cada una de las actividades que realizamos y las decisiones que tomamos cada día están íntimamente relacionadas con nuestra salud física, emocional y mental, y por ende con nuestra relación con las personas que nos rodean. Tomando en cuenta esto último, podemos también empezar a conectar con la idea de que lo que aportamos a la sociedad tiene mucho que ver con quiénes somos y cómo nos tratamos y cuidamos a nosotros mismos.

En este punto les invito a hacer un autoanálisis respecto a la manera en que cada uno atiende sus necesidades vitales y emocionales. ¿Damos prioridad a nuestra alimentación, a nuestra necesidad de movimiento y a nuestro descanso? ¿Qué importancia le damos a cualquier síntoma de enfermedad o malestar físico? ¿Sabemos identificar nuestras emociones y gestionarlas de manera sana? Probablemente a muchos de estos aspectos no les damos la atención necesaria, y yo reconozco que muchas de las veces soy la última a la que atiendo en el ajetreo del día a día.

Como es de esperar, si atendemos nuestras necesidades básicas de la mejor manera posible (es decir, con una alimentación balanceada y saludable, acudimos al médico periódicamente para corroborar que todo en nuestro organismo funcione de la mejor manera, y además prestamos atención a nuestras emociones y todas aquellas situaciones que pudieran desbalancear nuestra actividades cotidianas), entonces con toda certeza podemos afirmar que estamos procurando nuestro bienestar, que tiene que ver con el hecho de sentirnos bien y tranquilos, incluso hasta habrá quienes den un lugar prioritario a la armonía y a la paz consigo mismos, y esto está excelente. Pero ¿qué pasa cuando por cuestiones culturales, o por dejarnos llevar por la marea de prisas que la vida moderna ha traído, no tenemos el hábito de darle la debida importancia a nuestro autocuidado e incluso a nuestro bienestar?

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