semenjansa y deferencia entre los mitos:la ciudad sagraya y el mito de La fundación de tenochtitlanporfa doy coronita
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Vuelvo a estar aquí sentada, donde otras veces he estado. El agua cae muy despacio, como si estuviera a cámara lenta. La música está a todo volumen en la radio. Nadie me escucha llorar, nadie me mira con cara de pena. Es el lugar perfecto.. Estoy sola, abrazada a mis piernas, con la cabeza entre ellas. ¿Por qué siento que nada es suficiente? Me quejaba de que no tenía nada, o eso pensaba yo. Me compraron la cámara que tanto desee, tengo al mejor novio del mundo, mis notas son geniales, tengo unos amigos que son unas personas estupendas, mi padre trabaja y tengo un buen nivel económico. ¿Que me falta? ¿Por que tengo estas ganas de extender mi mano y volver a tocar esa cuchilla?.
Algunos me traicionan, me dicen que estoy loca. Otros me critican o se ponen de acuerdo para hacerme daño. Y luego están los que dicen que soy fuerte, esos que me dan ánimos y me tranquilizan cuando los necesito, pero la mayoría no me conoce. Nadie me conoce, y espero que nadie lo haga nunca. Nadie sabe lo que soy capaz de llegar a hacer.
El reloj marca las diecisiete en punto. No sé por cuanto tiempo mas estaré aquí bajo la ducha, pero es el único sitio donde no escucho gritos ni veo enfados, el único lugar del mundo donde me escondo y saco el yo que llevo dentro. Ahí afuera pasan cosas demasiado intolerantes. Gente pasando frio y hambre. Gente que mata y roba sin importarle nadie. Personas que se olvidan de todo y se centran en sí mismos.
Y yo no quiero salir ahí afuera. Quiero quedarme aquí. Llorando en silencio, con la piel arrugada y el agua resbalando por mi cuello. Mirando a la nada y pensando en todo. Fijandome en los secretos que puede llegar a tener una bacteria más de este mundo enfermo.