semejanzas y diferencias entre patrimonios culturales y creaciones culturales de los pueblos aborigenes
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Desde el siglo xix, las naciones recién creadas de América Latina buscaron reducir o eliminar su diversidad étnica y cultural. A lo largo del proceso de construcción de la nación, los pueblos indígenas estuvieron sujetos a dos procesos: en unos casos se promovió su integración y asimilación; en otros, su segregación y exclusión. En cualquiera de estos, la desindianización parecía ser el único camino para arribar a la modernidad, pauta que marcó la relación entre Estado y pueblos indígenas hasta épocas muy recientes.
A partir de la década de 1970, un movimiento indígena cada vez más vigoroso planteó un conjunto de demandas, que van desde el respeto a sus culturas hasta su reconocimiento jurídico, en el marco de una nación pluriétnica y multicultural. Dicho movimiento reivindicó un conjunto derechos colectivos, como el respeto a sus lenguas, tradiciones, costumbres, territorios y formas de organización social. Todas estas demandas que desembocarían en modificaciones legislativas de reconocimiento en diversos países latinoamericanos y en la legislación internacional.
Hoy en día, el reconocimiento de los derechos culturales de los pueblos indígenas se encuentra consignado en acuerdos internacionales, tales como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (oit) y en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en 2007. En ese contexto, en 2003, la unesco aprobó la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial para proteger al patrimonio cultural inmaterial o “intangible”, que comprende los conocimientos, las artes, las costumbres, las lenguas, los rituales, la gastronomía y, en general, las diversas prácticas y expresiones culturales vivas de los pueblos del mundo incluyendo, desde luego, el de los pueblos indígenas (Villaseñor y Zolla). Se transitó así hacia reconocimiento de los derechos culturales de los pueblos indígenas y a la adopción de un discurso multiculturalista, lo que contribuyó a dar nuevos significados al pasado indígena y, junto con ello, a sus culturas y patrimonio.
En este contexto se ha venido gestando una amplia y rica discusión sobre la relación entre patrimonio cultural, Estado y pueblos indígenas, que interroga sobre la interacción entre el poder y los distintos intereses sociales y políticos que conforman la nación (Florescano). Es una discusión que busca responder a las siguientes preguntas: ¿Sobre qué y para quién es el patrimonio cultural? ¿Cómo se transforma una expresión cultural en patrimonio? ¿Cuáles serían los derechos de los pueblos originarios sobre el manejo, gestión y reconocimiento de sus bienes culturales y su patrimonio?
Estas son algunas de las preguntas que se discuten y problematizan en este libro que reúne una colección de ensayos de un grupo interdisciplinario de especialistas preocupados por el estudio de la relación -muchas veces conflictiva y contradictoria-entre patrimonio cultural, el Estado nacional y los pueblos indígenas en Chile, país que ha transitado desde la negación hacia el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas, sobre todo después de la dictadura.
Explicación:
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