semejansas de la fiesta de pijuayo y la danza hatajo de pallas
Respuestas a la pregunta
Respuesta:El acervo cultural de Chincha se ha puesto de manifiesto en esta época navideña con la escenificación de las danzas Hatajo de Negritos, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2012 e interpretada exclusivamente por varones, y la danza Las Pallitas, bailada por mujeres. Ambas celebran el nacimiento del Niño Dios en todos los rincones de esa hermosa ciudad.
La festividad se inicia el 24 de diciembre (para celebrar el nacimiento de Jesús) y concluye el 6 de enero (con Pascua de Reyes).
Hatajo de Negritos
El Hatajo de Negritos y Las Pallas o Las Pallitas son expresiones musicales y de danza que consisten en la ejecución de bailes basados en el zapateo, canto e interpretaciones del violín y la guitarra españoles.
El baile del zapateo involucra la reproducción de patrones rítmicos de ascendencia africana al son de los instrumentos musicales que evocan tonadas con influencia andina.
Tradicionalmente, el Hatajo de Negritos es interpretado por varones y Las Pallas son exclusivas de las mujeres, y se bailan juntos como parte de las celebraciones por la Navidad, con especial incidencia en la provincia iqueña de Chincha.
Las Pallas
Por su parte, Las Pallitas, palabra quechua que alude a doncellas o pastoras, lucen bastones llamados “azucenas” y alternan su recorrido también con zapateo y villancicos. Ellas llevan vestidos de color claro y velos de tul, así como bastones multicolores.
El único instrumento que acompaña la comparsa de varones es el violín y en las mujeres la guitarra, con la finalidad de transmitir alegría y ternura a su paso.
En estas visitas presentan sus danzas y cánticos al niño Jesús de los nacimientos de los hogares y los anfitriones los agasajan con comida y bebida. También ejecutan sus danzas en calles y plazas.
Orígen
Estas expresiones culturales tienen como antecedente histórico una larga tradición de danzas y cantos de villancicos frente a los nacimientos, de procedencia española, pero fuertemente asentadas en Perú desde el siglo XVII.
Testimonios locales ubican el origen del Hatajo de Negritos y Las Pallas hacia 1761; otros dan cuenta de que ya se bailaban de la forma actual en la década de los veinte del siglo pasado.
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