Segun la filosofia como se origino el ser humano. (no comparar con el origen cientifico)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Actualmente resulta de gran importancia el poder establecer los límites reales
de la teoría científica de la evolución. Cuando se hace esto se ve como la evolución,
en cuanto teoría científica que es, “no tiene nada que decir sobre la existencia de un
plan divino” (p. 20). Esto es algo de sentido común. La ciencia natural estudia la
realidad material dejando fuera de su ámbito, de una forma deliberada por los
imperativos metodológicos, por lo que no puede decir nada acerca de ellas, ni a favor
ni en contra. Cuando se olvida esto se suele hacer “decir a la ciencia más de lo que,
en realidad, está en condiciones de decir” (p. 25).
Hay ocasiones en las que los problemas se originan a partir de una confusión
semántica. Por esto los autores insisten en aclarar la diferencia existente entre el
naturalismo metodológico y el naturalismo ontológico. El primero es de índole
genuinamente científica y consiste en centrarse en el estudio de los aspectos
cuantitativos de la naturaleza, por lo que deja totalmente de lado el estudio de las
realidades espirituales ya que su método de investigación es incapaz de abordarlas. El
segundo, en cambio, no es científico sino filosófico e incurre en el error de declarar
que las realidades espirituales no existen porque no son susceptibles de ser
estudiadas por las herramientas metodológicas de la ciencia.
El naturalismo ontológico abusa de la teoría científica de la evolución y le obliga
a decir a ésta más de lo que ella, en rigor, dice para intentar convertirla en una aliada
del materialismo y en un enemigo de la religión.
Pero la verdad es “que religión, filosofía y ciencia natural responden a
perspectivas diferentes” (p. 26) y por ello no se contraponen, sino que se
complementan. Hay cuestiones, como los orígenes del universo y los orígenes del
hombre que son fronterizas entra estas tres formas del saber humano. Esclarecer
estas fronteras es de lo que trata el libro de Artigas y Turbón.
El segundo capítulo trata sobre el origen de los vivientes y se inicia con un
pequeño repaso a las teorías de la evolución biológica desde el siglo XVIII. Los
nombres de Linneo, Lamarck, Darwin, Wallace, Spencer y Hugo de Vries van
desfilando por estas páginas para dar paso al estudio de la teoría sintética y de la
teoría del equilibrio puntuado.
El capítulo sigue con el estudio de la evolución humana, pero no desde un
punto de vista del registro fósil, sino desde la perspectiva de la evolución de la notoria
encefalización que tenemos los humanos; abordando cuestiones como el por qué de
nuestra dilatada infancia o la necesidad de la introducción de la adolescencia en
nuestro desarrollo ontogenético.
Esto nos lleva directamente al capítulo tres, en el que se aborda el origen del
hombre. Aunque aquí se habla algo del registro fósil nuevamente se aborda el tema de
la encefalización. En esta ocasión se relaciona con el lenguaje. ¿Cuál fue la primera
especie de homínido que empezó a hablar? Los autores abordan esta cuestión en este
capítulo. También se analiza la primera salida de los humanos fuera de África. Para
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finalizar se vuelve a revisar el desarrollo ontogenético exclusivamente humano: la
infancia y la adolescencia.
El capítulo cuarto trata sobre el origen y desarrollo de nuestra especie.
Naturalmente, aquí se habla también de los neandertales y de las teorías que
sostienen que toda la humanidad actual procede de unas poblaciones africanas que
emigraron y colonizaron el mundo entero sustituyendo a las poblaciones existentes
(hipótesis out of Africa); así como de su competidora, la hipótesis de la continuidad
regional. En la actualidad la mayoría de los especialistas optan por la primera, aunque
los autores dejan constancia del caso excepcional de un cráneo hallado en China.
Este capítulo es, pues, el lugar adecuado para hablar de la Eva africana o Eva
Explicación:
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