Filosofía, pregunta formulada por YerliUnU, hace 2 meses

Según Adela Cortina, ¿qué nos ha ayudado a superar las dificultades vividas durante la pandemia?

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Respuestas a la pregunta

Contestado por Usuario anónimo
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Respuesta:

Se dijo que el confinamiento era un experimento social a gran escala. ¿También ha sido un gran experimento ético?

Ha sido una ocasión de sacar a la luz una gran cantidad de carencias que teníamos y de desafíos que hemos de afrontar. Ha salido a la luz lo que estaba mal, lo que nos faltaba, con una claridad enorme. Y a los desafíos hay que responder desde la política, la economía y las tecnociencias, pero siempre en el trasfondo hay una respuesta ética, porque la ética es el carácter de las personas y de los pueblos desde el que hacemos economía, política y ciencia.

¿Qué desafíos afrontamos?  

El primero es que nos hemos dado cuenta de nuestra inmensa fragilidad. Y hay que responder con una ética de la cordura. Es una virtud a la que no se recurre y es fundamental. Cuando los catalanes hablan del seny hablan de ella y cuando los valencianos hablamos del trellat también y cuando Jane Austen escribe Sense and sensibility , sense es cordura, buen sentido. En estos tiempos que decimos que la tradición occidental ha hablado mucho de la razón pero no de las emociones, la cordura liga razones y sentimientos, está ligada a corazón, cor , cordis , es una ligazón entre el sentido común y el corazón. Hay que dar una respuesta desde la cordura al dilema vida o economía, vida o educación. Vivimos en un tiempo de transhumanismos, posthumanismos...

Que en su libro ataca.  

Dicen que acabaremos con la muerte en 2045, con el envejecimiento, que es una enfermedad que se tratará. Propuestas de Silicon Valley, que tiene una cantidad de dinero impresionante y obtiene más dinero con ellas. Quién no va a costear una investigación que acabe con la muerte. Nos vemos como dioses y parece lo que llamaban los clásicos desmesura. No acabaremos con la muerte: un humilde virus está segando vidas, sembrando sufrimiento. No nos pongamos tan desmesurados y supremacistas, practiquemos esa cordura que consiste en darse cuenta de que lo que hay que hacer es cuidar la vida lo mejor posible. La pandemia muestra que no hacíamos las cosas como debíamos.

Dice que hubo gerontofobia.  

Hay gente que ha respirado muy contenta cuando se han dado cuenta de que la mayor parte de personas que fallecían eran mayores. Entonces parece que no pasa nada. Son gente improductiva, está muy bien que se hayan ido al otro mundo, las pensiones estarán más claras. Eso es gerontofobia y debería recogerse como uno de los discursos de odio.

La ética se ocupa de los fines. ¿La crisis ha mostrado que nuestros fines estaban equivocados?

Claramente. Hemos visto en la pandemia cómo salían a la luz los fracasos en los fines que tenemos que decidir. ¿Quién debe decidirlos? Hoy lo hacen una serie de grupos poderosos, cada vez más. Las plataformas, grandes emporios, todo el mundo de la geopolítica, que si China y EE.UU.. Y el gran tema de nuestro tiempo es que las decisiones de la globalización nos afectan a todos, a la naturaleza también. ¿Quién decide los fines para los que hemos de poner al servicio las ciencias, las técnicas, las plataformas? No puede ser que las decisiones las sigan tomando sujetos elípticos que no sabemos ni cómo se llaman. No es una sociedad a la altura de los tiempos. Los algoritmos que deciden si una persona tiene un empleo o no, ¿Quién los decide? Los afectados por esos fines, que son todos los seres humanos, ¿tienen algún tipo de participación o somos siervos? ¿Estamos orgullosos de vivir en sociedades democráticas y en realidad no acaba de ser muy cierto? Debemos recuperar el protagonismo.

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