¿Se puede considerar que la Revolución Rusa fue marxista? ¿Por qué?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
a qui puedes encontrar la respuesta y saber mas de ella.
Explicación:
Un poco de historia: el marxismo
«Proletarios de todos los países, uníos». Así concluía el Manifiesto Comunista escrito por Karl Marx y Friedrich Engels, y publicado en su primera edición en Londres en febrero de 1848. Ese mismo año, un fantasma recorrió Europa en forma de revoluciones. Francia, Alemania (entonces Confederación Germánica), Austria y Hungría, Italia y España, se vieron sacudidas por revueltas de carácter e intensidad diversos, pero que tuvieron como protagonista a una nueva clase social nacida de la incipiente revolución industrial: la clase obrera.
Marx y Engels pertenecían a la Liga de los Comunistas (fundada en 1847), pero su organización no tuvo un peso real en la organización de las movilizaciones y huelgas, la mayoría de carácter espontáneo, que fueron duramente reprimidas por los gobiernos de turno.
El movimiento obrero no volvió a levantar cabeza hasta la proclamación de la Comuna de París, que gobernó de manera efectiva la capital de Francia entre el 18 de marzo y el 28 de mayo de 1871. El entonces presidente provisional Adolphe Thiers acabó de manera sangrienta con aquel experimento: lanzó al ejército contra los comuneros provocando miles de muertos.
Algunas de las reivindicaciones de los trabajadores, artesanos, profesionales y pequeños comerciantes que se levantaron contra el gobierno reaccionario de Francia coincidían con las aspiraciones marxistas plasmadas en el Manifiesto Comunista. Aunque se la considera como la primera revolución genuinamente proletaria de la historia, tampoco hubo un partido que liderada con nitidez el movimiento insurreccional.
En febrero de 1902, Lenin publicó, a sus 32 años y poco más de medio siglo después de la aparición del Manifiesto Comunista, una obra clave para entender su aportación fundamental al marxismo: ¿Qué hacer?.
En ese ensayo, Lenin desarrollaba, con extensión y un estilo ágil y provocador, sus tesis contra el economicismo o tradeunionismo -teorías que limitaban la lucha obrera a reclamaciones de tipo económico- y, sobre todo, concreta su concepción del partido, instrumento esencial para la toma del poder por parte los trabajadores. Lenin formaba parte de la dirección del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), que había sido fundado por Yuli Mártov en 1898. En el Segundo Congreso del POSDR salen adelante las tesis más radicales de Lenin, creándose dos tendencias en el partido: bolcheviques (mayoría) y mencheviques (minoría).
En la revolución que se produjo en 1905 contra el régimen semifeudal del Zar Nicolás II, el POSDR jugó por vez primera un papel importante como vanguardia del proletariado. A pesar de la derrota, el Zar tuvo que aceptar la creación de una Duma estatal del Imperio de Rusia (una especie de parlamento), con lo que se produjo una cierta homologación con las monarquías parlamentarias europeas.
La revolución de 1905 fue un primer ensayo de la revolución de 1917, que se produjo en dos fases; la primera, en febrero, que logró el derrocamiento del zarismo; la segunda, en octubre, que provocó la caída del gobierno social liberal de Alexander Kerensky y el advenimiento de un gobierno revolucionario controlado por los bolcheviques.
En marzo de 1918 la facción bolchevique constituyó el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), que ocupará el poder de la nueva Unión de Repúblicas Socialistas Sovieticas (URSS) hasta 1990.
Lenin, el hacedor de la Revolución de octubre, murió en enero de 1924. Las tensiones por la sucesión, fundamentalmente entre dos líderes que representaban visiones diferentes sobre la construcción del socialismo, León Trotsky y Iósif Stalin, concluyeron con la victoria de éste último, que había sido nombrado secretario general del PCUS en 1922 y que monopolizó el poder como un depravado dictador hasta su muerte en 1953.
Stalin no sólo forzó la expulsión de la URSS de su principal enemigo, Trostsky, y su posterior asesinato, acaecido en México en 1940 a manos del español Ramón Mercader, sino que llevó a cabo grandes purgas durante los años 30 que provocaron millones de muertos.