Se dice que la política y la economía no pueden existir una sin la otra, ya que su objetivo es la correcta distribución de bienes y servicios de manera que promueva el bienestar de los ciudadanos, sin embargo parece que muchas veces no es así. Enuncie 5 casos
Respuestas a la pregunta
¿El porque son considerados importantes el uno al otro?
La primera tarea del Estado es animar el debate y crear los mecanismos permanentes de consulta sobre políticas nacionales e internacionales.
El Estado es el responsable de conducir una estrategia económica condensada, que lleve al bienestar social, y de políticas sociales que lo refuercen. No debe escatimar esfuerzos en la promoción de la generación de empleos bien pagados, pues éstos son la forma más digna de alcanzar el bienestar.
La participación en la economía mundial exige que un país se dote de un sector exportador fuerte, pero ello no debe llevar al descuido del mercado interno. La fuerza del sector exportador de un país no sólo se mide por el volumen de exportación, sino cualitativo, que implica promover la integración de cadenas productivas nacionales para que sea un verdadero motor del crecimiento general y con ello de empleos indirectos de alta calidad. La importancia del mercado interno radica en convertir a la mayoría de la población en consumidores estratégicos. La elevación de sus niveles de vida se vuelve entonces una necesidad económica para ampliar el mercado interno y no sólo una exigencia de justicia.
El Estado tiene una tarea ineludible en la creación de condiciones que favorezcan la competitividad de las empresas nacionales, tanto en el exterior como en el propio mercado interno. La competencia sanciona empresas con bajos niveles de productividad, pero no la produce Para ello debe promover la investigación y el desarrollo tecnológico, así como la educación, que son indispensables para un país viable. Debe plantearse una política industrial explícita que incluya creación de infraestructura, crédito accesible, educación e investigación que promueva la creación de tecnología adecuada e integración de las cadenas productivas.
El papel social del Estado requiere que brinde seguridad y servicios públicos y promueva el bienestar de toda persona. Ello implica políticas específicas orientadas a los sectores más vulnerables de la población, las cuales deben traducirse en legislaciones que establezcan derechos y no en políticas discrecionales o de clientelismo. El objetivo central del Estado debe ser el desarrollo justo y sustentable para todos, sin por ello excluir medidas asistenciales de emergencia o compensatorias para grupos específicos.
Educación. Los estados deben asumir plenamente sus responsabilidades en el financiamiento de la educación, la repartición igualitaria de los recursos, el establecimiento de un curriculum común básico. Sin embargo, deben respetar el carácter multilingüe, multicultural y multiétnico. La descentralización educativa que se requiere para lograr la autonomía de comunidades con culturas específicas en la elaboración de planes de estudios no debe conducir a que los Estados abandonen su responsabilidad de financiar los costos de la educación o la distribución equitativa de recursos. La educación es un derecho que no se puede supeditar a la capacidad de la gente para pagarla.
Los sistemas de seguridad social (incluidas las pensiones) deben mantenerse bajo la responsabilidad del Estado y los fondos de ahorro con los que se financian deben ser manejados por él y canalizados como crédito a proyectos prioritarios para el desarrollo nacional. Se debe evitar que tales fondos ingresen al circuito especulativo que sólo concentra la riqueza social en menos manos.