Historia, pregunta formulada por jonarthancajapebaque, hace 1 mes

Se aplicará la Rutina del pensamiento: Ciclo de puntos de vista.​

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Respuestas a la pregunta

Contestado por elisavet50
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R A A P R E N D E R

Desde que nacemos y aún antes, estamos pensando, estamos realizando una función que es innata del

ser humano. Pero si bien todos nacemos con la capacidad de pensar, es necesario un trabajo focalizado

del pensamiento para que alcance niveles cada vez más altos de desarrollo y no quede limitada a una

función automática de la tenemos poca o ninguna conciencia. Perkins (1998), explica que desde

pequeños, los niños se tienen que desarrollar inmersos en una cultura del pensamiento, para que al

llegar a jóvenes y adultos puedan estar atentos y hacer frente a situaciones complejas, como organizar

el tiempo y establecer una buena estrategia en el estudio, poder entender el punto de vista de otra

persona aunque piense diferente, ser críticos frente a un discurso, encontrar caminos laterales cuando

una situación aparenta no tener salida, detectar y hacer frente a rumores infundados.

Las investigaciones realizadas por el equipo del Proyecto Cero, establecen que la mayoría de las

personas tienen las habilidades, actitudes y alertas de pensamiento sin desarrollar. Se muestran pasivos

e indiferentes frente a circunstancias que provocan el pensamiento, están insensibles frente a señales que

invitan a reflexionar, no cultivan actitudes de pensamiento profundo, tales como: cuestionar las

evidencias, ir más allá de lo obvio, ver el lado oculto de las situaciones, pensar diferente al menos por

un tiempo y aprovechar todas las oportunidades que inciten a la reflexión. Por esta razón es importante

que los niños y jóvenes aprendan estas actitudes, habilidades y alertas que son promotoras del

pensamiento, pero que no pueden desarrollarse de forma espontánea.

Una de las razones por las cuales no somos conscientes de nuestros pensamientos es que, por suerte o

por desgracia, nuestros pensamientos no son perceptibles para las personas que nos rodean, y muchas

veces, son imperceptibles también las situaciones que los provocan. Perkins afirma:

En el campo educativo, la posibilidad de captar con nuestros sentidos el objeto de aprendizaje facilita

mucho el proceso. Por ejemplo, para un niño que está aprendiendo a escribir, el visualizar las diferentes

letras ayuda a que pueda reproducirlas. Para un estudiante de secundaria que está estudiando la

célula, si tiene la oportunidad de observar una célula al microscopio es posible que se forme más

fácilmente una imagen mental y que dicha imagen colabore con la construcción de conceptos. Para un

estudiante que aprende la ejecución de una pieza musical en un instrumento, al escuchar interpretación

de un músico experimentado, se forma una idea sobre la cadencia en la que tiene que trabajar. En el

proceso de aprendizaje inciden mucho las percepciones: La observación del objeto de aprendizaje de

“El pensamiento es básicamente invisible. […] En la mayoría de los casos el pensamiento permanece

bajo el capó, dentro del maravilloso motor de nuestra mente. […] Afortunadamente, ni el

pensamiento, ni las oportunidades para pensar, necesariamente deben ser invisibles como

frecuentemente lo son. Como educadores, podemos trabajar para lograr hacer el pensamiento

mucho más visible de lo que suele ser en el aula. Cuando así lo hacemos, estamos ofreciendo a los

estudiantes más oportunidades desde donde construir y aprender.”

Rutinas de pensamiento

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forma directa o indirecta, nos permite imitar, reproducir, evocar, adaptar y transformar esa percepción

y construir un conocimiento nuestro, un conocimiento que tiene una huella personal. El problema surge

cuando el objeto de aprendizaje es el propio pensamiento, porque el objeto de estudio es

imperceptible, al menos en primera instancia y son imperceptibles también las circunstancias que lo

provocan. ¿Cómo enseñar a nuestros estudiantes un objeto de aprendizaje tan intangible? ¿Cómo

describir y trabajar con lo imperceptible? ¿Cómo hacer perceptibles las situaciones que provocan

nuestros pensamientos? ¿Cómo aprender a pensar? ¿Cómo enseñar a pensar a nuestros estudiantes?

Ritchart (2014), afirma que el pensamiento, las situaciones provocadoras del mismo, las oportunidades

para activar la reflexión, no tienen por qué ser invisibles. Según las investigaciones de Ritchhart (2002)

los mejores docentes establecen a través de su práctica, una fuerte cultura del pensamiento. Los

estudiantes aprenden de la clase, pero también aprenden de las culturas que forman parte del contexto

del aula. Dichas culturas, pasan a formar parte del currículo oculto y emergen en las expectativas y

concepciones que facilitan u obstaculizan el aprendizaje de los alumnos. Para que los estudiantes


jonarthancajapebaque: no es la repuesta verdad
yagualmorang: como q muy largo no :v
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