San Martín que hizo luego de abandonar el congreso?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Por este tiempo se instaló el Congreso Nacional en Lima, lo que importaba un gran paso en el sentido de la revolución. El general se presentó ante él, despojándose voluntariamente de las insignias del mando supremo que investía, con el título de Protector del Perú. Sus palabras en aquella ocasión fueron dignas de tan solemne ceremonia. Al retirarse fue colmado por la multitud de vítores y aplausos. Yendo á tomar su carruaje para trasladarse á la quinta de la Magdalena en los arrabales de la capital, me pidió lo acompañase, diciéndome en el cantina, deseaba descansar y pasar la noche sin visitas.
Miembro entonces del gobierno de Lima en el que desempeñaba el ministerio de guerra y marina, mi ánimo se hallaba sobrecogido por el recelo de trastornos fundamentales en el Estado, viendo caer de pronto su más fuerte columna. Subí al carruaje con el general, llegando juntos á su morada campestre. Nadie vino á perturbar su deseada quietud. En medio de cordial expansión, sin otra sociedad que la mía, paseaba se por la galería de la casa, radiante de contento. De repente, dando á su conversación un giro inesperado, exclamó con acento festivo: —“Hoy es, mi amigo. «un día de verdadera felicidad para mí; me tengo por un mortal dichoso: está colmado todo mi anhelos me he desembarazado de una carga que ya no podía sobrellevar, y dejo instalada la representación de los pueblos que hemos libertario. Ellos se encargarán de su propio destino, exonerándome de una responsabilidad que me consume.”
Las palabras del general revelaban ingenuidad y su semblante un júbilo extremado; pero inopinadamente fue interrumpido por el aviso de una ordenanza, de hallarse á la puerta una comisión del Congreso que pedía hablarle. En el acto pudo traslucirse en su fisonomía el disgusto que le causaba la visita. No obstante, no hesitó en recibirla, como lo hizo, con la debida cortesía. La comisión la componían cinco diputados elegidos entre los más notables del Congreso. El ciudadano que la presidia, dirigió la general á nombre de su comitente el más simpático saludo, manifestándole en lenguaje escogido, el vivo aprecio que sus eminentes servicios habían merecido de la nación, y el encarecimiento con que el Congreso le pedía continuase ejerciendo el poder, revestido de amplias facultades, confiado en que se prestaría á aceptarlo. Mostrarse sorprendido el general por esta eminente oblación, y agradeciéndola en términos proporcionados á la magnitud de le ofrenda, declaró á los comisionados va indeclinable resolución en que estaba de negarse á volver al gobierno político del país. Después de esta declaración, inútil fue la expresiva insistencia de la comisión, que se retiró desanimada. Terminada esta entrevista, el general recobró la alegría, y se felicitaba chistosamente de haber escapado del precipicio á que se le empujaba. Más no bien habían corrido para él tres horas de solaz, conversando conmigo familiarmente, Cuando le fue anunciada una nueva y más numerosa comisión del Congreso, que le causó muy seria inquietud, dándole asunto á picantes apóstrofes, sobre la posición embarazosa en que se le colocaba. La segunda diputación del Congreso fue recibida como la primera con exquisita urbanidad. Su presidente apuró la oratoria, bajo la inspiración del más puro civismo, ,para persuadir al general de la cumplida confianza que la nación depositaba en él y de la conveniencia de ceder á la súplica de verle al frente de una obra que iniciada con tan venturosos resultados, debía ser terminada por el mismo campeón á quien la Providencia y el amor de los pueblos habían encumbrado á una posición excepcional.
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no lo se pero tu si tienes razón