san HUGO en el refectorio por favor ayudenme quiero saber que consistio y que momento del milagro representa la escena
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Contenido e interpretación simbólica
En 1596 aparece en Valencia un libro cuyo título es el que sigue: Vida del Seráfico Padre San Bruno. Patriarca de la Cartuja. Con el origen y principio y costumbres de esta Sagrada Religión. Su autor era un fraile de la Cartuja valenciana de Portaceli, llamado Fray Juan de Madariaga. En su segunda parte, al describirnos razonadamente la regla de su Orden, dedica Fray Juan el capítulo 9 (con doce apartados y nada menos que treinta y siete páginas) al estudio del origen y los beneficios de la abstinencia perpetua de carne «tan celebrada en esta Orden». En el apartado séptimo, el buen cartujo nos dice: «Cuando nuestros primeros padres entraron en el desierto de Cartuja, vestían y comían lo que les daba de limosna el Santo Obispo Hugo [...]. Un domingo de Quincuagésima les mandó proveer de una poca de carne para las carnestolendas. En acabando de celebrar el oficio divino [...] ya que estaban en el refectorio para comer [...] dijo San Bruno a sus discípulos: Por cierto, carísimos, que vivimos engañados con tanto regalo. Hemos salido al desierto para hacer penitencia, como San Pablo, San Antonio y otros santos padres. ¿Por ventura ellos comían carne? Los otros le respondieron: ¿Mas por ventura somos nosotros mejores que los Apóstoles a los cuales mandó el Señor que comieran lo que les fuese puesto delante? San Bruno y dos de los compañeros defendían la abstinencia [...] y así estuvieron disputando [...]. En esto permitió Dios [...] que se adurmiesen con tan profundo y largo sueño que les duró toda la Cuaresma [...].San Hugo va a pasar a la Cartuja para celebrar con los monjes el Jueves Santo. Envía a un paje por delante. Era miércoles y el paje encuentra a Bruno y sus monjes dormidos y sobre la mesa la carne. Hugo al conocer la noticia no lo cree y vuelve a enviar a dos pajes más que le confirman lo que ya sabe. Se dirige personalmente al convento escandalizándose al ver la carne sobre la mesa, siendo Miércoles Santo. En esto despertaron aquellos santos monjes [...]. Dijo el Obispo a San Bruno: Padre, ¿qué día es hoy? Respondió: Domingo de Quincuagésima». El Obispo al tocar la carne vio cómo se convertía en polvo: «Ponderando nuestros padres aquestas maravillas propusieron de jamás comer carne, entendiendo ser aquella voluntad de Dios».
En algún lugar de Francia hacia el año 1083 de la era cristiana, un joven llamado Bruno, de rica familia, había decidido abandonar los placeres del mundo y ordenarse sacerdote. Pero no contento con ello, busca una mayor entrega a Dios, basada en el silencio absoluto, la pobreza, el trabajo, la meditación y la oración frecuente. De este modo, se retira con seis compañeros más a un apartado bosque y allí, en el lugar denominado Chartreuse, cerca de Grenoble, fundaron un paqueño monasterio. Los cartujos no comían carne, lo que les estába prohibido y mantienían largos ayunos; tienían también que permanecer en silencio. La escena del cuadro cuenta el milagro acontecido a San Bruno y a los seis primeros monjes de la Orden. La pequeña comunidad se reune cotidianamente para elaborar las reglas que habrán de regirla. Mientras tanto, los monjes son matenidos por Hugo, el obispo de la ciudad de Grenoble, que les remite provisiones para su sustento. Un día, al comienzo de la Cuaresma, les envía carne y los siete monjes, reunidos en el refectorio, inician un largo debate sobre si una vida dedicada a Dios debe incluir la ingesta de carne o es mejor practicar la abstinencia. En medio de la discusión, los siete frailes caen en éxtasis y quedan sumidos en un profundo sueño durante cuarenta días, el tiempo que dura la Cuaresma. Cuarenta y cinco días más tarde, San Hugo, les hizo saber, por medio de un mensajero, que iba a ir a visitarles. San Hugo había estado de viaje y regresó el miércoles santo y fue a visitar a los cartujos. Cuando llegó se estaban despertando y pudo ver que no tenían noción del tiempo que había pasado. En el mismo momento la carne que estaba en los platos se convirtió en cenizas. Interpretaron entonces este hecho como un mensaje divino que aprobaba la abstinencia absoluta de carne por parte de los monjes, y por la que debían intensificar aún más una vida basada en la mortificación y la austeridad. Y, al mismo tiempo, se reafirma en la necesidad del silencio.
Cronología
En 1596 aparece en Valencia un libro cuyo título es el que sigue: Vida del Seráfico Padre San Bruno. Patriarca de la Cartuja. Con el origen y principio y costumbres de esta Sagrada Religión. Su autor era un fraile de la Cartuja valenciana de Portaceli, llamado Fray Juan de Madariaga. En su segunda parte, al describirnos razonadamente la regla de su Orden, dedica Fray Juan el capítulo 9 (con doce apartados y nada menos que treinta y siete páginas) al estudio del origen y los beneficios de la abstinencia perpetua de carne «tan celebrada en esta Orden». En el apartado séptimo, el buen cartujo nos dice: «Cuando nuestros primeros padres entraron en el desierto de Cartuja, vestían y comían lo que les daba de limosna el Santo Obispo Hugo [...]. Un domingo de Quincuagésima les mandó proveer de una poca de carne para las carnestolendas. En acabando de celebrar el oficio divino [...] ya que estaban en el refectorio para comer [...] dijo San Bruno a sus discípulos: Por cierto, carísimos, que vivimos engañados con tanto regalo. Hemos salido al desierto para hacer penitencia, como San Pablo, San Antonio y otros santos padres. ¿Por ventura ellos comían carne? Los otros le respondieron: ¿Mas por ventura somos nosotros mejores que los Apóstoles a los cuales mandó el Señor que comieran lo que les fuese puesto delante? San Bruno y dos de los compañeros defendían la abstinencia [...] y así estuvieron disputando [...]. En esto permitió Dios [...] que se adurmiesen con tan profundo y largo sueño que les duró toda la Cuaresma [...].San Hugo va a pasar a la Cartuja para celebrar con los monjes el Jueves Santo. Envía a un paje por delante. Era miércoles y el paje encuentra a Bruno y sus monjes dormidos y sobre la mesa la carne. Hugo al conocer la noticia no lo cree y vuelve a enviar a dos pajes más que le confirman lo que ya sabe. Se dirige personalmente al convento escandalizándose al ver la carne sobre la mesa, siendo Miércoles Santo. En esto despertaron aquellos santos monjes [...]. Dijo el Obispo a San Bruno: Padre, ¿qué día es hoy? Respondió: Domingo de Quincuagésima». El Obispo al tocar la carne vio cómo se convertía en polvo: «Ponderando nuestros padres aquestas maravillas propusieron de jamás comer carne, entendiendo ser aquella voluntad de Dios».
En algún lugar de Francia hacia el año 1083 de la era cristiana, un joven llamado Bruno, de rica familia, había decidido abandonar los placeres del mundo y ordenarse sacerdote. Pero no contento con ello, busca una mayor entrega a Dios, basada en el silencio absoluto, la pobreza, el trabajo, la meditación y la oración frecuente. De este modo, se retira con seis compañeros más a un apartado bosque y allí, en el lugar denominado Chartreuse, cerca de Grenoble, fundaron un paqueño monasterio. Los cartujos no comían carne, lo que les estába prohibido y mantienían largos ayunos; tienían también que permanecer en silencio. La escena del cuadro cuenta el milagro acontecido a San Bruno y a los seis primeros monjes de la Orden. La pequeña comunidad se reune cotidianamente para elaborar las reglas que habrán de regirla. Mientras tanto, los monjes son matenidos por Hugo, el obispo de la ciudad de Grenoble, que les remite provisiones para su sustento. Un día, al comienzo de la Cuaresma, les envía carne y los siete monjes, reunidos en el refectorio, inician un largo debate sobre si una vida dedicada a Dios debe incluir la ingesta de carne o es mejor practicar la abstinencia. En medio de la discusión, los siete frailes caen en éxtasis y quedan sumidos en un profundo sueño durante cuarenta días, el tiempo que dura la Cuaresma. Cuarenta y cinco días más tarde, San Hugo, les hizo saber, por medio de un mensajero, que iba a ir a visitarles. San Hugo había estado de viaje y regresó el miércoles santo y fue a visitar a los cartujos. Cuando llegó se estaban despertando y pudo ver que no tenían noción del tiempo que había pasado. En el mismo momento la carne que estaba en los platos se convirtió en cenizas. Interpretaron entonces este hecho como un mensaje divino que aprobaba la abstinencia absoluta de carne por parte de los monjes, y por la que debían intensificar aún más una vida basada en la mortificación y la austeridad. Y, al mismo tiempo, se reafirma en la necesidad del silencio.
Cronología
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