San Agustín de Hipona, personaje cumbre de la Patrística, planteó que:
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Las verdades indubitables que planteó San Agustín fueron las siguientes: a) cualquiera que sea el nivel de duda al que acceda, de lo que puedo estar cierto es del principio de no contradicción: de dos proposiciones disyuntivas contradictorias, una es verdadera y la otra es falsa; b) por lo que se refiere a los sentidos, es cierto que pueden presentarme apariencias que en el fondo no son verdad, como en el caso de la apariencia del remo torcido metido en el agua, pero si me limito a asentir diciendo que «me parece que el remo está torcido» no me engaño, pues no estoy dando asentimiento más que al hecho de la apariencia. Y es que para la vida práctica se necesita el conocimiento sensorial, de la misma forma que depende de los sentidos gran parte del conocimiento humano; c) el hombre puede estar cierto, así mismo, de las verdades matemáticas; d) también puede estar cierto de la capacidad de dudar pues, en cualquier caso, el hombre sabe que duda; e) en cuanto a las existencias reales, el hombre sabe de su propia existencia, a la que San Agustín asocia la certeza de la propia vida y del entendimiento: la certeza de la propia existencia requiere que el hombre esté vivo y entienda el hecho de la propia vida y de la propia existencia, de modo que el hombre sabe que existe, que vive y que entiende; f) pero, además de eso, se puede añadir otra certeza más: el hombre sabe lo que quiere; de ahí que en La ciudad de Dios San Agustín afirme no sólo la certeza de la propia existencia sino también la certeza del amor a ella y de su conocimiento: «existimos, y sabemos que existimos, y amamos ese hecho y nuestro conocimiento de él»
Explicación: