"-SALVEMOS LOS ÁRBOLES!" Hay que repetirlo, porque son muy pocos los que lo quieren oír. La insistencia no bastará, pero hace falta que se propague una verdad tan sencilla como que todo desarrollo se debe a la naturaleza. Es más, hay una relación directa entre el bosque y las civilizaciones. Pero el bosque ya es, ante todo, melancolía. No está, se ha ido, demasiadas veces para siempre, demasiadas veces inútilmente, porque estorbaba. Si el derroche es nuestra primera seña de identidad, ¿cómo llamaríamos a que tan solo uno de cada 20 árboles abatidos en las selvas tropicales llegue a ser comercializado? Y allí son talados nada menos que un millón todos los días y desde hace decenios. Cada segundo desnudamos del todo una superficie equivalente a un campo de fútbol. Y la diferencia, con relación a cualquier otra de las muchas catástrofes naturales de la historia, es que esta resulta evitable. El bosque cede a menudo para dejar su puesto a ganaderías y agricultura insostenibles, incluso a corto plazo. Muere para nada. Pero el hacha y la motosierra no están solas. El fuego se lleva cada año cinco millones de hectáreas de selvas, unos dos millones de bosques y matorrales mediterráneos y, en las coníferas del Norte, hasta 10 millones de hectáreas. El balance para el conjunto del planeta es de pérdidas ininterrumpidas. Las florestas húmedas van a la cabeza del desastre con una reducción del 60% tan sólo en el último siglo. Y el bosque mundial ha menguado en un 19% en el mismo periodo. Por tanto, nada extraña que una gran parte de los bosques de los países más avanzados goce de algún tipo de protección. Solo que, por desgracia, lo que no llega desde abajo, como la llama o la sierra, viene desde las alturas. La lluvia ácida, es decir, los contaminantes atmosféricos mezclados con el agua de las precipitaciones, llega a quemar por completo los bosques. Así se ha perdido hasta la mitad de la superficie forestal de Alemania. No sobra un solo árbol en este mundo. Todo lo contrario. Lo malo es que ni plantando todos los humanos uno cada día les
compensaríamos por los servicios prestados.
Cuál es la intención del autor? Informar sobre el número de árboles destruidos por el fuego.
B) Exponer las principales causas de destrucción de los bosques.
C) Alertar sobre el peligro de los incendios forestales.
D) Enumerar los distintos tipos de bosques que existen en el mundo.
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Respuesta:
B) Exponer las principales causas de destrucción de los bosques.
Explicación:
Cada segundo desnudamos del todo una superficie equivalente a un campo de fútbol. Y la diferencia, con relación a cualquier otra de las muchas catástrofes naturales de la historia, es que esta resulta evitable.
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