Salud como derecho vs salud como mercancía
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LA SALUD: ¿UN DERECHO O UNA MERCANCÍA?
La organización y estructura de los sistemas de salud en los países de
América Latina presentan desarrollos, coberturas, desempeños e indicadores
diferentes que se relacionan con la propia historia del país. Así se encuentran muy
diferentes modos de financiamiento y aseguramiento; de estructuras legales y
normativas; del papel del Estado; de la integración de los actores (coordinación,
segmentación, fragmentación); de los sectores participantes (público, seguridad
social, privado); y de la organización e integración de las redes asistenciales.
Estos sistemas construidos históricamente recibieron —en general— profundas
modificaciones de índole privatista con la ola neoliberal de los noventa en el marco
del Consenso de Washington.
En la mayoría de países el sistema público alcanza la mayor cobertura
nacional en cuanto a infraestructura, personal asistencial y provisión de servicios,
especialmente en el nivel primario de atención y en lugares rurales, aislados y con
población de menores recursos y mayor vulnerabilidad social. La alta tecnología
—de alta rentabilidad económica— se radica, por lo general, en los grandes centros
urbanos, en manos de capitales privados. Hay entidades estatales o privadas
que cuentan con sistemas de salud propios (regímenes especiales), como es
el caso de las fuerzas armadas, policía y grupos organizados de trabajadores.
Los fenómenos de solidaridad invertida donde el que menos tiene financia al
que más tiene son muy comunes en distintos tipos de procedimientos donde lo
público da el servicio y el privado lo cobra, o la prestación es financiada por lo
público al prestador privado con muy bajos controles por parte del Estado
3 / AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XXI
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asegurando tasas de ganancias muy por encima de la observada en otras
áreas económicas.
El derecho a la salud y a la atención de la enfermedad sigue siendo una deuda
pendiente en la mayoría de los países y seguramente será tema de la agenda política
de las próximas décadas. Resulta claro que se debe trabajar en desmedicalizar
muchos de los problemas sociales medicalizados, como por ejemplo el
alcoholismo. En ese sentido, afirmamos desde la Universidad Nacional de Lanús
que es necesaria «más salud y no más médicos». Como ejemplo podemos colocar
el aumento que han tenido las cesáreas en todos los países con porcentajes de
casi el 80 % de los nacimientos en el sector privado de Argentina, con todo lo que
ello implica de violencia hacia el cuerpo de la mujer, la deshumanización del parto,
el aumento de los riesgos para la madre y el niño por el propio proceso quirúrgico,
el mayor gasto económico de la prestación, la aparición de nuevos problemas de
salud como los «prematuros tardíos» son algunos de los señalamientos que se
pueden hacer. Son muchísimos los temas y problemas que generan distorsiones
en el proceso de atención de las personas y que nos hablan de la salud en tanto
mercancía más que de un derecho garantizado por el Estado.
Los siguientes cuadros nos muestran distintos indicadores de países
seleccionados de América Latina entre 1990 y 2010. La calidad de la información es
dispar y las fuentes de información son los países, la Organización Panamericana
de la Salud-Organización Mundial de la Salud y la CEPAL (Regional Health
Observatory, 2015 y OPS, 2013).
La esperanza de vida viene aumentando en la totalidad de los países, pero
encontramos fuertes diferencias, así en el año 2010 en Chile es de ochenta años y
en Haití es de 63,7 (Cuadro 1). En relación al gasto total en salud como porcentaje
del PBI (Cuadro 2) vuelve a ocurrir algo similar, para el año 2010 el porcentaje mayor
corresponde a Cuba y el menor a Venezuela. Si el análisis lo trasladamos al número
de camas hospitalarias por mil habitantes (Cuadro 3), el valor mayor corresponde
a Cuba con 5,1 y el valor menor lo comparten Guatemala, Haití y Honduras con 0,7
camas por mil habitantes. Por último, seleccionamos el número de médicos por
diez mil habitantes y los valores mayores correspondieron a Cuba con 68,1 médicos
por diez mil habitantes, en contraste con Haití con 2,3 médicos. Estos valores nos
señalan las profundas desigualdades existentes en nuestra América y como los
países muestran indicadores muy dispares que señalan la ausencia de la salud
como derecho social y la influencia que tienen los elementos de la política sobre la
configuración de los indicadores centrales de un país.
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