Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Como se ha puesto de relieve a lo largo de todo este libro, el comportamiento humano y su dimensión ética es un aspecto innegable de la realidad en el mundo de las organizaciones. En este apéndice al final del libro se presenta una breve síntesis de algunas de las teorías éticas más conocidas. El objetivo es ofrecer un sencillo esquema que permita analizar las distintas aportaciones teóricas acerca de la ética, pero en ningún caso se pretende ir más allá de la exposición ordenada de algunas de estas teorías. De acuerdo con Hosmer , el análisis de las principales concepciones éticas debería ser central y no periférico de cara a determinar el comportamiento en las organiza-ciones y en su dirección.
La descripción de teorías éticas se propone desde la perspectiva triádica de bienes, normas y virtudes descrita por el profesor Polo , que tiene su origen en la revisión de estos tres elementos de la ética que se encuen-tran presentes ya en el pensamiento de Aristóteles, quizá el primer teórico sistemático de la dimensión ética208. Este esquema tiene la ventaja de permitir una exposición sintética de los diversos enfoques, centrándose exclusivamente en el peso que conceden algunas de las teorías éticas más cono-cidas a cada uno de estos tres factores. A su vez, se trata sólo de un esbozo, y por tanto el punto de partida para una reflexión más profunda de quien desee estudiar las teorías éticas. Las teorías éticas centradas en el bien ponen el énfasis de su reflexión en el estudio de qué es lo bueno para el ser humano, qué se entiende por bien.
Dentro de este enfoque podrían inte-grarse las teorías éticas de carácter hedonista, las utilitaristas y buena parte de los enfoques relativistas, a medida que se cuestionan qué es el bien y no consideran las normas ni las vir-tudes. El origen histórico del enfoque teórico unilateral que considera exclusivamente el bien como elemento básico de la dimensión ética es el hedonismo, término de origen griego. Esta doctrina ética reduce la felicidad al placer orgánico y lo proclama como el fin del obrar humano, como el bien humano por antonomasia. Sin el referente de la norma y la puesta en práctica de la virtud, estas teorías presentan un enfoque sesgado de la ética, y de la acción humana, que en el caso ex-puesto terminaría.
Las teorías éticas centradas en la norma ponen el énfasis de su reflexión en el estudio de los deberes y las obligaciones éticas, en definitiva, en las normas de conducta propias de un comportamiento ético. Dentro de este enfoque podrían integrarse un buen número de modernas teorías éticas racionalistas. La ética racio-nalista pone especial hincapié en la norma, hasta el punto de reducir la valoración ética de la acción a su cumplimiento. Es en el siglo XIV, y más concretamente con Guillermo de Ockham, cuando se inicia una concepción de la ética basada en la norma, que se aleja del concepto de virtud de los clásicos.
Intentar fundamentar las normas de conducta en su aceptación universal, y reducir la ética a un con-junto de imperativos de conducta sin relación a los bienes que se persigue con ello, no per-mite resolver las infinitas circunstancias ante las que se encuentra la acción humana habi-tualmente. Las teorías éticas centradas en la virtud ponen el én-fasis de su reflexión en el estudio de las virtudes éticas, de los hábitos del comportamiento práctico equilibrados. En este enfoque teórico unilateral centrado en la virtud se encuentran las teorías éticas estoicas. «La ética estoica es un intento de neutralizar el sufrimiento humano, una ética del autodominio, que pretende hacer al hombre capaz de resistir los influjos que le afectan desde fuera. »
«Una ética sólo de virtudes es ilusa porque la misma virtud pierde su sentido y queda reducida a una actitud rígida, donde uno se refugia. » El gran descubrimiento de Aristóteles, impulsor de este modo de concebir la ética, pero ig-norado en la modernidad, consiste en haberse dado cuenta de que el fin no es una norma externa sin más o un conjunto de virtudes a lograr, el fin es el bien, la norma es la guía y la virtud su puesta en práctica. «Las normas éticas no aparecen en Aristóteles como principios incluidos inaltera-blemente en la naturaleza. » La acción humana, en la concepción realista, es eminentemente práctica, tiene implicaciones en quien la realiza y no sólo en el exterior, de ahí su ineludible naturaleza ética.
Explicación:
:b