sabes que es un himno cristólogico
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Extracto de Miguel Ángel Tábet, Himnos bíblicos, en M.A. TÁBET – C. IZQUIERDO (eds.), Jesucristo, Salvador del mundo, Universidad de la Sabana, Santafé de Bogotá 1997.
I. Los himnos en la Biblia
II. Los himnos del Evangelio de san Lucas
Magnificat (Lc 1,46-55)
Benedictus (Lc 1,68-79)
Nunc dimittis (Lc 2,29-32)
III. Los himnos de las cartas paulinas
Flp 2,6-11: la humillación y la exaltación de Cristo
Col 1,15-20: La supremacía absoluta de Cristo
Ef 1,3-14: La recapitulación de todas las cosas en Cristo
I. Los himnos en la Biblia
Los ‘himnos’, palabra de origen griego que traduce en los LXX la raíz halal (forma piel)[2], se presentan en la Escritura como poemas, habitualmente cantados, que expresan la admiración y el agradecimiento por las obras de Dios. Muchos de ellos entraron a formar parte del libro de los Salmos (Sal 33; 96-99; 104; 113-118, etc.). Estos himnos, o bien narran las acciones salvíficas concretas de Dios (himnos narrativos), o bien alaban su modo habitual de obrar a impulsos de su inmensa misericordia (himnos descriptivos). En general, los himnos del Salterio se presentan con una determinada estructura: un invitatorio; la narración o descripción de las perfecciones de Dios reflejadas en sus obras (la verdad, la justicia, etc.); y una conclusión, que expresa la alabanza. Pero el género literario de himno no aparece solamente en el Salterio: lo encontramos a lo largo de toda la Biblia, desde el Pentateuco (Dt 32), pasando por los profetas anteriores (Jc 5; 1S 2,1-10; 2S 22) y posteriores (Is 12,1-6), según la terminología hebraica, hasta llegar a los libros sapienciales (Jb, Si 39,12-35; 42,12-25; 51,1-12), y a los libros del NT, los cuales, aunque están marcados por una nueva fe, no abandonan la estructura ni el espíritu que animaba a los himnos del AT: el movimiento de alabanza que expresan, sin dejar de tender hacia Dios, se detiene en Cristo y se dirige a Dios a través de Él.
Entre estos himnos neotestamentarios sobresalen los del Evangelio de Lucas -el Magnificat (Lc 1,46-55), el Benedictus (Lc 1,68-79) y el Nunc dimittis (Lc 2,29-32)-, los más antiguos cánticos judéo-cristianos palestinos, los himnos de las cartas de la cautividad de san Pablo[3], en las que Cristo es considerado centro de todo el designio salvífico de Dios (Flp 2,6-11; Ef 1,3-14; Col 1,15-20), y el prólogo del Evangelio de san Juan (Jn 1,1-18), cumbre de la composición hímnica del NT. En nuestra lección, habiendo ya tratado del prólogo de san Juan, y teniendo presente el contenido cristológico todavía poco desarrollado de los himnos lucanos, a los que haremos una breve referencia, nos detendremos particularmente en los grandes himnos cristológicos de las cartas paulinas de la cautividad.
II. Los himnos del Evangelio de san Lucas
1. El Magnificat (Lc 1,46-55)
Desde el punto de vista cristólogico, los himnos del tercer Evangelio[4] contemplan particularmente el cumplimiento en Cristo de los designios misericordiosos de Yahvé anunciados de antemano al pueblo de Israel. Es lo que canta, en primer lugar, el Magnificat (Lc 1,46-55), respuesta de María, en forma hímnica, al misterio de la gracia del que había sido hecha partícipe. El cántico recuerda los salmos veterotestamentarios, pero sus estrofas poseen una gran unidad de pensamiento, entremezclándose diversos temas que se colorean tenuemente de la tonalidad propia de la nueva economía de salvación: la alabanza a Dios, el agradecimiento por sus gestas a favor de los humildes, el amor de Yahvé por su pueblo y la constante fidelidad a sus promesas. El conjunto se acomoda bien a la situación de María, a su esperanza y disposición de animo después del anuncio de Gabriel[5]. En el himno no hay todavía una mención explícita a Cristo.
Explicación:
espero a ver te ayudado dame coronita pliss