Historia, pregunta formulada por dv1044695, hace 9 meses

¿Rol del estado de Argentina ?​

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Contestado por Usuario anónimo
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Respuesta:

DAME CORONIITAA PLIIS

Explicación:

El argentino medio va cambiando su percepción del Estado a lo largo del tiempo. Si bien es omnipresente y se le reclama la provisión de bienes públicos, se duda de su capacidad para otorgarlos de manera eficiente. Una visión que se contrapone a la de las elites, para quienes la iniciativa privada tiene mayores atribuciones.

No es fácil describir en pocas palabras la complejidad de la percepción que tiene la mayor parte de la gente acerca del Estado y su lugar en la vida social. Por lo pronto, esa percepción no es siempre la misma. Para la opinión pública argentina no hay una imagen del Estado inmutable; la confianza que el argentino medio deposita en él y las expectativas de obtener lo que de él espera son muy variables a través del tiempo. De todos modos y fuera de toda duda, el Estado es un referente permanente en la vida de la gente, un actor poderoso, fuente de soluciones tanto como de frustraciones.

La ciencia política ha ido desarrollando, a través de los siglos, conceptos y teorías acerca del Estado, su origen y su naturaleza, así como la distinción entre el Estado –y su andamiaje institucional– y los gobiernos –siempre más humanos–. Sin embargo, esas disquisiciones no alcanzan a la opinión pública. A lo sumo a veces, y más bien superficialmente, algunas sombras de los debates ideológicos que ocupan en mayor medida la atención de las personas más informadas y más politizadas alcanzan algún impacto en esa vasta masa de estructura gaseosa que es la opinión pública.

En primer lugar, para la mayoría de la gente el Estado existe. Como todo aquello cuya existencia es considerada primigenia, original, no es susceptible de ser discutido ni negado. Como los dioses de la mitología griega, el Estado no es necesariamente “bueno”, pero dispone de poderes sobrehumanos, y vive en una suerte de lucha eterna con otros dioses, lucha en la que finalmente es la última reserva disponible para satisfacer la necesidad de protección de los humanos ante el destino de cada uno en este mundo. Para la mayoría de los argentinos, el Estado existe y su existencia no es discutible; aun los más extremos partidarios de un “Estado mínimo” no lo imaginan de hecho tan mínimo. Y, así como en la mitología griega hay una jerarquía de dioses, ninguno de ellos enteramente omnipotente pero algunos más confiables que otros, también entre los Estados hay algunos más apropiados para esperar de ellos protección y prestaciones específicas.

El argentino medio va cambiando su percepción del Estado a lo largo del tiempo. Si bien es omnipresente y se le reclama la provisión de bienes públicos, se duda de su capacidad para otorgarlos de manera eficiente. Una visión que se contrapone a la de las elites, para quienes la iniciativa privada tiene mayores atribuciones.

No es fácil describir en pocas palabras la complejidad de la percepción que tiene la mayor parte de la gente acerca del Estado y su lugar en la vida social. Por lo pronto, esa percepción no es siempre la misma. Para la opinión pública argentina no hay una imagen del Estado inmutable; la confianza que el argentino medio deposita en él y las expectativas de obtener lo que de él espera son muy variables a través del tiempo. De todos modos y fuera de toda duda, el Estado es un referente permanente en la vida de la gente, un actor poderoso, fuente de soluciones tanto como de frustraciones.

La ciencia política ha ido desarrollando, a través de los siglos, conceptos y teorías acerca del Estado, su origen y su naturaleza, así como la distinción entre el Estado –y su andamiaje institucional– y los gobiernos –siempre más humanos–. Sin embargo, esas disquisiciones no alcanzan a la opinión pública. A lo sumo a veces, y más bien superficialmente, algunas sombras de los debates ideológicos que ocupan en mayor medida la atención de las personas más informadas y más politizadas alcanzan algún impacto en esa vasta masa de estructura gaseosa que es la opinión pública.

En primer lugar, para la mayoría de la gente el Estado existe. Como todo aquello cuya existencia es considerada primigenia, original, no es susceptible de ser discutido ni negado. Como los dioses de la mitología griega, el Estado no es necesariamente “bueno”, pero dispone de poderes sobrehumanos, y vive en una suerte de lucha eterna con otros dioses, lucha en la que finalmente es la última reserva disponible para satisfacer la necesidad de protección de los humanos ante el destino de cada uno en este mundo. Para la mayoría de los argentinos, el Estado existe y su existencia no es discutible; aun los más extremos partidarios de un “Estado mínimo” no lo imaginan de hecho tan mínimo. Y, así como en la mitología griega hay una jerarquía de dioses, ninguno de ellos enteramente omnipotente pero algunos más confiables que otros, también entre OTROS

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