rituales de los muiscas
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Ofrendas con tunjos
Las ofrendas ofrecidas a los dioses por los muiscas consistían principalmente en tunjos de oro, plata y cobre con formas antropomorfas o de animales como serpientes, ranas, lagartijas, mosquitos, hormigas, gusanos, tigrillos, monos, mariposas y aves, entre otros, además de diademas, brazaletes, vasos y casquetes, muchas veces adicionándoles esmeraldas.27
Libación de agua y sahumerios
Una forma de ofrendar a los dioses era libando agua al interior del templo, y encendiendo sahumerios. Esto se hacía en determinadas horas, que se consideraban propicias, y cada hora era cantada por el chyquy.
Sacrificios de animales
Los animales usados para los sacrificios eran principalmente aves. La sangre era derramada sobre el suelo del templo atando todas las cabezas de las aves y dejándolas colgadas.
Sacrificios humanos
Los sacrificios humanos se daban bajo dos condiciones:
La primera condición era que si en guerra contra algún pueblo enemigo capturaban a un muchacho por cuyo aspecto se presumiera que era virgen, a éste lo llevaban luego a un templo donde era sacrificado en medio de aclamaciones y cánticos.
La segunda condición bajo la que se permitían los sacrificios humanos era que el sacrificado fuera uno de los muchcachos a los que llamaban moxas, o mojas. Cada cacique tenía un moxa, y algunos dos. Estos eran jóvenes comprados a treinta leguas del territorio muisca, en un lugar llamado "Casa del Sol". Se compraban siempre en edades de 7 a 8 años, a precios muy altos, pues se creía que podían hablar con el Sol y recibir sus respuestas. Eran tenidos en gran veneración, y siempre se les cargaba en hombros. Cuando llegaban a la pubertad, eran sacrificados y su sangre ofrecida a los dioses, pero si habían tenido relaciones sexuales, se los dejaba libres, pues se pensaba que su sangre ya no valía para nada.28
En ambos casos, el modo de sacrificio era el siguiente:
Antes del amanecer, se conducía al joven a la cima de una montaña mirando hacia el Oriente. Llegados al puesto de sacrificio, se iniciaba una ceremonia en la que se cantaban himnos a los dioses. Al joven se lo tendía en una manta sobre el suelo, y allí era degollado con un cuchillo de caña. La sangre era recogida en una totuma y luego untada en unas piedras sagradas en las que debían dar los primeros rayos del Sol. El cuerpo del difunto era enterrado algunas veces en cuevas o sepulturas, pero otras veces era dejado a la intemperie para que se lo "comiera" el Sol.