retos y desafíos que surgieron de los efectos causados en la alimentación de la familia y la comunidad por la pandemia global del covid 19
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Sin embargo, el reto de hacer frente a la pandemia en el ámbito de la salud pública va mucho más allá de estas medidas. Una revisión sistemática de la literatura sugiere que estos factores de riesgo son más frecuentes en los pacientes gravemente afectados que en los no afectados. Utilizando datos del Global Burden of Disease Study, un programa de investigación mundial, Andrew Clark, de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, y sus colegas estiman que 137 millones de personas en América Latina y el Caribe, o el 21% de su población, tienen al menos un factor que los pone en mayor riesgo de padecer en forma grave la enfermedad COVID-19. Esto complica enormemente el problema de salud pública.
Según datos recientes de encuestas de salud representativas a nivel nacional en Argentina, Brasil, Ecuador, Guyana, México, Perú y Uruguay, la prevalencia de la obesidad, la hipertensión y el colesterol alto en personas mayores de 20 años es extraordinaria, superior al 30% en la mayoría de los países, y más del 40% en otros. El tamaño de esta población de riesgo será un grave desafío para los gobiernos, cuando traten de atenuar las restricciones de cierre y, eventualmente, distribuir una vacuna cuando esté disponible. Otro motivo de preocupación es que probablemente la COVID-19 implicará un mayor riesgo de salud para los más pobres que para el resto de la población. En primer lugar, la incidencia de factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión y la obesidad es generalmente mayor entre los pobres.
Por ejemplo, en Argentina y Uruguay la prevalencia de algunos de esos factores de riesgo es entre 5 y 8 puntos porcentuales más alta en las personas con bajos niveles de educación que entre las más educadas. Además, es más probable que los pobres tengan comorbilidades que aumenten el riesgo de padecer complicaciones de la COVID-19. En segundo lugar, gran parte de la población no sabe que padece un factor de riesgo. Las personas menos educadas también son menos propensas a ser conscientes de sus problemas de salud subyacentes.
Esto tal vez se debe a que es más probable que trabajen en el sector informal y que tengan peor cobertura de seguro médico y menor acceso a los servicios de salud. A medida que se pasa de las medidas de confinamiento universales a las específicas, es importante tener en cuenta que quienes desconocen su riesgo subyacente no pueden tomar las precauciones necesarias, lo que es especialmente significativo dado que las personas más pobres de la región a menudo tienen trabajos que no se pueden hacer desde sus casas. Por último, existe el problema del manejo de las condiciones de salud subyacentes que afectan la gravedad de la COVID-19 durante la pandemia. También deben considerar la posibilidad de ampliar los servicios de atención primaria, así como el diagnóstico y seguimiento de los factores de riesgo entre su población.
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es lo que iba decir......