Resumen tenga para que se entretenga de José Emilio Pacheco
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
INFORME CONFIDENCIAL
El 9 de agosto de 1943 la señora Olga Martínez de Andrade salió de su domicilio en
Tabasco 106, Colonia Roma, acompañada de su hijo de seis años, Rafael Andrade
Martínez. La señora tenía una invitación para comer en casa de su madre, doña Caridad
Acevedo de M., que habitaba en Gelati número 36 bis, Tacubaya. Aprovechando la hora
temprana y la cercanía decidió llevar a su niño a Chapultepec.
Rafael estuvo muy contento jugando en Chapultepec.
Estaba cansado y se tendió de espaldas en la hierba. Su madre tomó asiento en el tronco
vencido de uno de aquellos árboles.
Transcurrieron varios minutos, Olga sacó su reloj. Acercándoselo mucho a los ojos vio que
eran las dos y dijo que ya debían irse a casa de la abuela. Rafael le suplicó que lo dejara
un rato más. La señora aceptó de mala gana,
Para esas horas Chapultepec había quedado desierto. Con una ramita, el niño se divertía
en poner obstáculos al desplazamiento de un caracol, De pronto se abrió un rectángulo de
madera oculto bajo la hierba rala del cerro y apareció un hombre que dijo a Rafael:
-Déjalo, no lo molestes, Los caracoles no muerden y conocen el reino de los muertos,
Salió del subterráneo, fue hacia la señora, le tendió un periódico doblado en dos y una rosa con un alfiler:
Respuesta:
¿De qué trata Tenga para que se entretenga? Este relato gira entorno a la extraña desaparición de Rafael, un niño de 6 años que en agosto de 1943 fue al Bosque de Chapultepec acompañado de su mamá, Olga Martínez.
En lo que llegaba la hora de ir con su abuela que los había invitado a almorzar, Rafael se entretuvo un tiempo en unos columpios y después se recostó con su mamá en un árbol. En eso el menor comenzó a entretenerse deteniendo el paso de un caracol con una ramita. En eso, de la tierra se abrió un rectángulo de madera del que salió un misterioso hombre.
Aquí un fragmento del cuento que narra el encuentro entre Rafaelito con ese personaje salido de la nada:Un cuarto de hora después Olga comenzó a preocuparse al ver que su hijo no aparecía. Fue hasta la boca de la cueva en la que su hijo había entrado y lo llamó sin éxito. Entonces decidió buscar ayuda y se topó con dos aprendices de torero con quienes volvió al sitio donde había desaparecido Rafael. Por más que buscaron no encontraron indicios de algún pasadizo o de la cueva a la que Olga se refería.
Explicación: