resumen delcapitulo 3 de las reinas de las nieves plisss
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
TERCER EPISODIO
El Jardín de la mujer que tenía un poder mágico
Explicación:
- Me pondré mis zapatos nuevos - dijo una mañana -, los rojos, que Kay nunca llegó a conocer, me acercaré al río y le preguntaré por él. Salió muy temprano de su casa, dio un beso a la abuela, que dormía todavía y, calzada con sus zapatitos rojos, salió sola de la ciudad dirigiéndose hacia el río. Te regalaré mis zapatos rojos si me lo devuelves. Pero la barca no estaba bien amarrada y los movimientos de Gerda la hicieron apartarse de la orilla.
La vieja se adentró en el agua, enganchó la barca con su bastón, tiró de él y llevó a Gerda hasta la orilla.
La vieja cogió a Gerda de la mano, entró con ella en la casa y cerró la puerta. - Siempre tuve deseos de tener una niña como tú - dijo la vieja - Ya verás qué bien nos llevamos las dos. La vieja temía que si Gerda veía las rosas se acordaría del pequeño Kay y querría marcharse a proseguir su búsqueda. Gerda conocía todas y cada una de las flores y, a pesar de todas las que había, tenía la sensación que allí faltaba alguna, aunque le resultara imposible decir cuál.
Un buen día, mientras estaba sentada en el jardín, se fijó en el gran sombrero de la vieja, lleno de flores pintadas, y observó que las más bella era justamente una rosa. La vieja se había olvidado de quitarla del sombrero cuando hizo desaparecer a las otras bajo tierra.
¿Qué le dijo el lirio rojo?
- No comprendo nada en absoluta - dijo la pequeña Gerda. - Es mi cuento - respondió el lirio rojo.
¿ Qué le dijo la enredadera ?
- ¿Te refieres a Kay? - Preguntó Gerda.
¿ Que le dijeron los jacintos ?
El perfume de las flores nos cuenta que están muertas. La campana de la tarde repica por los muertos... - Me pones muy triste - dijo la pequeña Gerda - Tu aroma es intenso. Las rosas han estado bajo tierra y me aseguran que no. Gerda se volvió hacia el ranúnculo amarillo, que brillaba entre el verdor reluciente de las hojas.
- Eres como un pequeño y luminoso sol - le dijo Gerda- Dime, si lo sabes, dónde puedo encontrar a mi amigo. Esta es mi pequeña historia - dijo el ranúnculo. -¡Mi pobre y vieja abuela! - suspiró Gerda - Sí, sin duda está inquieta y apenada por mí, tanto como por el pequeño Kay. Pero volveré pronto, llevando a Kay conmigo ... Es inútil que interrogue a las flores, sólo conocen su propia canción, ¡No me dan ninguna pista!.