Castellano, pregunta formulada por mabr1122, hace 1 año

resumen dela novela la isla del tesoro y de la novela fundacion

Respuestas a la pregunta

Contestado por javierchaln
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Jim Hawkins es el hijo del dueño de una posada llamada “El Almirante Benbow”, a la que un día acude para alojarse un hombre muy peculiar que canta tonadillas marineras y se hace llamar capitán. Este señor le pide a Jim que le avise si se acerca un hombre con una sola pierna. A cambio de vigilar, el hombre le da una paga cada mes. 
Pero Jim no ve a ningún hombre con una sola pierna, sino que fue un hombre seboso el primero que se acercó a la posada preguntando por él. Más tarde un ciego llamado Pew pregunta por el capitán, que al parecer se llama Billy Bones. 
Billy muere a causa de un ataque de apoplejía poco después de que el doctor le salve la vida una vez por la misma causa de su muerte. 
Jim descubre que el capitán era un bucanero y los otros dos le buscaban. El y su madre abren su baúl y encuentran un fajo de papeles y dinero de muchos países. 
Entonces el chico se reúne con el doctor Livesey y el caballero y abren el paquete, hallando un mapa que conduce a un legendario tesoro. Deciden embarcar en un barco y salir hacia la isla, no sin antes haber reunido una buena tripulación en Bristol, buscada por el cocinero; que asegura que son de fiar. 
Una noche; navegando a bordo de la Hispaniola, Jim escucha a John Silver el Largo (así se llama el cocinero) hablar de un motín con los tripulantes que el encontró. 
Los marineros leales de a bordo deciden acabar poco a poco con los amotinados cuando llegan a la isla; para evitar que les abandonen y se escapen con el tesoro. 
Pero gracias a una travesura de Jim logran salvarse; el chico conoció a Ben Gunn, un hombre abandonado por unos piratas desde hace tres años. Una noche, Jim coge su coraclo y desamarra la Hispaniola para que los amotinados no puedan escapar. Al día siguiente aborda la goleta y en cubierta encuentra a dos vigías: uno muerto y el otro herido. Entre Jim y el amotinado herido esconden la goleta en la Bahía Norte y Jim asesina al vigía. 
Jim corre hacia el fortín donde sus amigos se habían escondido hacía unos días pero no es a ellos a quienes encuentra dentro, sino a seis amotinados, entre ellos Silver. 
Silver y Jim hacen un trato y el chico se queda con ellos. Le dicen que tienen el mapa porque el doctor Livesey se lo ha dado, pero Jim no lo entiende. 
Se ponen en busca del tesoro con Jim de rehén y se sorprenden al ver que ya se lo ha llevado alguien. Dos de los amotinados mueren a causa de los disparos de tres de los amigos de Jim y los otros tres escapan. 
Los amigos de Jim les cuentan la historia a el y a Silver, y es que hacía aproximadamente dos meses, Ben Jun se había hecho con el tesoro y lo había escondido, por eso les habían entregado el mapa a los amotinados, porque ya carecía de valor. Después de esto, se fueron a una cueva que tenía Ben con las suficientes provisiones para los piratas, a los que decidieron dejar para que no hicieran más fechorías. Con Silver hicieron un trato; se lo llevaban de la isla a cambio de que no le volvieran a ver nunca. 
En los siguientes días prepararon la Hispaniola para ir camino a la América española, donde dejaron a Silver. 



mabr1122: gracias por tu ayuda
javierchaln: de nada
Contestado por dayanamishellortizro
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Respuesta:

Era un hombre reservado, taciturno. Durante el día vagabundeaba en torno a la ensenada o por los acantilados, con un catalejo de latón bajo el brazo; y la velada solía pasarla sentado en un rincón junto al fuego, bebiendo el ron más fuerte con un poco de agua. Casi nunca respondía cuando se le hablaba; sólo erguía la cabeza y resoplaba por la nariz como un cuerno de niebla; por lo que tanto nosotros como los clientes habituales pronto aprendimos a no meternos con él. Cada día, al volver de su caminata, preguntaba si había pasado por el camino algún hombre con aspecto de marino. Al principio pensamos que echaba de menos la compañía de gente de su condición, pero después caímos en la cuenta de que precisamente lo que trataba era de esquivarla. Cuando algún marinero entraba en la «Almirante Benbow» (como de tiempo en tiempo solían hacer los que se encaminaban a Bristol por la carretera de la costa), él espiaba, antes de pasar a la cocina, por entre las cortinas de la puerta; y siempre permaneció callado como un muerto en presencia de los forasteros. Yo era el único para quien su comportamiento era explicable, pues, en cierto modo, participaba de sus alarmas. Un día me había llevado aparte y me prometió cuatro peniques de plata cada primero de mes, si «tenía el ojo avizor para informarle de la llegada de un marino con una sola pierna». Muchas veces, al llegar el día convenido y exigirle yo lo pactado, me soltaba un tremendo bufido, mirándome con tal cólera, que llegaba a inspirarme temor; pero, antes de acabar la semana parecía pensarlo mejor y me daba mis cuatro peniques y me repetía la orden de estar alerta ante la llegada «del marino con una sola pierna».

Explicación espero que sirva

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