resumen del libro "Santa Evita" de Eloy Martinez
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Te lo paso por capítulos:
Comenzando con el capítulo 1, titulado “Mi vida es de ustedes”, esta novela nos empieza a meter en la difícil vida que estaba llevando Evita en sus momentos de enfermedad. Ella comienza diciendo que no era la muerte lo que la preocupaba, sino la soledad o el vacío del otro lado, según lo dice el autor. Nos mete en contexto de su estado y de su entorno hablando de las personas que la rodeaban en esa dura etapa de su vida. Su situación era tan grave que solo levantarse de la cama era todo un esfuerzo para ella. “Apenas le quedaban fuerzas para abrir los ojos” (autor, pág. 11) También comienzan a mostrarnos su pasado y sus comienzos. La mencionan como una ordinaria que de un momento para otro se había convertido en una diosa, llena de poder. En cuanto a su enfermedad, había distintas perspectivas en su trato con los demás, algunas personas reconocían su imagen y la ayudaban con sinceridad y otras solo querían distraerla y cambiar la conversación. A medida de que el tiempo pasaba, su enfermedad cambiaba su alrededor y era notable. Los frascos de cremas y perfumes habían desaparecido de las repisas y su ropa hacia cada vez más notable su situación. Su enfermedad hacia que a veces se desvaneciera, por lo que la diagnosticaron con principios de anemia y la sometieron a una operación. En un caso hizo llamar a su marido, Juan, pidiéndole que pasara más tiempo con ella, le aseguro que sentía que estaría por morir, que él no abandone a los que ella llamaba sus “grasitas” y que la gente no la olvide. A la mañana siguiente, sintió tanta fuerza en ella que logro levantarse, asomarse a la ventana de la habitación y ver decoración y muchas personas, a las que había ayudado como solía hacer con su gente, orando y llorando por ella, pidiendo que resista y no se vaya. Pero en lo que ella intento mostrarse fuerte a las personas, otra ráfaga de debilidad la devolvió a su cama. En cualquiera de sus discursos nunca faltaba mencionar su amor a Perón y a su pueblo. “Alzo mi bandera por la causa de Perón”, “Mi vida no es mía, sino de Perón y mi pueblo, que son mis ideales fijos”. Evita siempre estuvo integrada en los que menos tenían y siempre los ayudó en las pequeñas cosas a muchos de ellos. Diariamente “Recibía entre quince y veinte delegaciones gremiales por la mañana, visitaba un par de hospitales y alguna que otra fábrica por la tarde, inauguraba tramos de caminos, puentes y casas de ayuda maternal, viajaba dos o tres veces por mes a las provincias, pronunciaba cada día entre cinco y seis discursos”(autor, pág. 20). Durante los momentos más duros, la señora fue siempre observada por el Coronel Moor Koenig, quien llevaba registro de su agravamiento día a día, llegando a escribir uno de ellos la aparición de su enfermedad, cáncer de matriz, dándole seis, a lo sumo siete meses de vida. Tras la muerte de Evita su cuerpo fue velado durante doce días en la Secretaria de Trabajo, donde se había desangrado atendiendo las suplicas de las multitudes. Alrededor del edificio funerario se colgaron dieciocho mil coronas de flores, un millón y medio de flores fueron arrojados de los balcones, diecisiete mil soldados se apostaron en las calles para rendir honores, el ataúd fue tirado por una tropilla de treinta y cinco representantes sindicales y besado por medio millón de personas. Luego, Perón encargó a Pedro Ara a embalsamar el cuerpo, transformando el segundo piso de la CGT en un laboratorio aislado por total seguridad. Tiempo después, Perón, cada vez más gordo y desconcertado, fue desmoronado tras un golpe militar en Junio-Septiembre de 1955. Fugitivo en una cañonera paraguaya, escribió durante cuatro noches una carta sobre su romance con Evita. “el único texto de su vida que construye el pasado como un tejido de sentimientos y no como un instrumento político” (autor, pág. 24). El Coronel se mantuvo por tener amistad con los cabecillas revolucionarios, que idearon planes contra Perón pero lo que más los molestaba eran los despojos de evita o “esa mujer” como solían llamarla. Le ordenaron buscar el cuerpo y desaparecerlo. Para hacerlo, se planteó ideas pero debido a las condiciones del cuerpo, ninguna le era útil, así que decidió reunirse con el embalsador para recaudar más información sobre él y poder cumplir su misión. Luego nos muestra la visión del médico, el cual detecto de mucho antes la enfermedad y las medidas que tomo con el cuerpo bajo órdenes. Tras la discusión del destino del cadáver, surgió la teoría de los falsos cuerpos, creados con cera como una estrategia, por lo que el médico no quería entregarla, ya que podría ser reemplazada, pero la verdadera seguía en manos del embalsador y era la que el coronel tenía como objetivo, asegurando un entierro seguro, pero peligroso para los demás ya que podría ser encontrado y robado.
Comenzando con el capítulo 1, titulado “Mi vida es de ustedes”, esta novela nos empieza a meter en la difícil vida que estaba llevando Evita en sus momentos de enfermedad. Ella comienza diciendo que no era la muerte lo que la preocupaba, sino la soledad o el vacío del otro lado, según lo dice el autor. Nos mete en contexto de su estado y de su entorno hablando de las personas que la rodeaban en esa dura etapa de su vida. Su situación era tan grave que solo levantarse de la cama era todo un esfuerzo para ella. “Apenas le quedaban fuerzas para abrir los ojos” (autor, pág. 11) También comienzan a mostrarnos su pasado y sus comienzos. La mencionan como una ordinaria que de un momento para otro se había convertido en una diosa, llena de poder. En cuanto a su enfermedad, había distintas perspectivas en su trato con los demás, algunas personas reconocían su imagen y la ayudaban con sinceridad y otras solo querían distraerla y cambiar la conversación. A medida de que el tiempo pasaba, su enfermedad cambiaba su alrededor y era notable. Los frascos de cremas y perfumes habían desaparecido de las repisas y su ropa hacia cada vez más notable su situación. Su enfermedad hacia que a veces se desvaneciera, por lo que la diagnosticaron con principios de anemia y la sometieron a una operación. En un caso hizo llamar a su marido, Juan, pidiéndole que pasara más tiempo con ella, le aseguro que sentía que estaría por morir, que él no abandone a los que ella llamaba sus “grasitas” y que la gente no la olvide. A la mañana siguiente, sintió tanta fuerza en ella que logro levantarse, asomarse a la ventana de la habitación y ver decoración y muchas personas, a las que había ayudado como solía hacer con su gente, orando y llorando por ella, pidiendo que resista y no se vaya. Pero en lo que ella intento mostrarse fuerte a las personas, otra ráfaga de debilidad la devolvió a su cama. En cualquiera de sus discursos nunca faltaba mencionar su amor a Perón y a su pueblo. “Alzo mi bandera por la causa de Perón”, “Mi vida no es mía, sino de Perón y mi pueblo, que son mis ideales fijos”. Evita siempre estuvo integrada en los que menos tenían y siempre los ayudó en las pequeñas cosas a muchos de ellos. Diariamente “Recibía entre quince y veinte delegaciones gremiales por la mañana, visitaba un par de hospitales y alguna que otra fábrica por la tarde, inauguraba tramos de caminos, puentes y casas de ayuda maternal, viajaba dos o tres veces por mes a las provincias, pronunciaba cada día entre cinco y seis discursos”(autor, pág. 20). Durante los momentos más duros, la señora fue siempre observada por el Coronel Moor Koenig, quien llevaba registro de su agravamiento día a día, llegando a escribir uno de ellos la aparición de su enfermedad, cáncer de matriz, dándole seis, a lo sumo siete meses de vida. Tras la muerte de Evita su cuerpo fue velado durante doce días en la Secretaria de Trabajo, donde se había desangrado atendiendo las suplicas de las multitudes. Alrededor del edificio funerario se colgaron dieciocho mil coronas de flores, un millón y medio de flores fueron arrojados de los balcones, diecisiete mil soldados se apostaron en las calles para rendir honores, el ataúd fue tirado por una tropilla de treinta y cinco representantes sindicales y besado por medio millón de personas. Luego, Perón encargó a Pedro Ara a embalsamar el cuerpo, transformando el segundo piso de la CGT en un laboratorio aislado por total seguridad. Tiempo después, Perón, cada vez más gordo y desconcertado, fue desmoronado tras un golpe militar en Junio-Septiembre de 1955. Fugitivo en una cañonera paraguaya, escribió durante cuatro noches una carta sobre su romance con Evita. “el único texto de su vida que construye el pasado como un tejido de sentimientos y no como un instrumento político” (autor, pág. 24). El Coronel se mantuvo por tener amistad con los cabecillas revolucionarios, que idearon planes contra Perón pero lo que más los molestaba eran los despojos de evita o “esa mujer” como solían llamarla. Le ordenaron buscar el cuerpo y desaparecerlo. Para hacerlo, se planteó ideas pero debido a las condiciones del cuerpo, ninguna le era útil, así que decidió reunirse con el embalsador para recaudar más información sobre él y poder cumplir su misión. Luego nos muestra la visión del médico, el cual detecto de mucho antes la enfermedad y las medidas que tomo con el cuerpo bajo órdenes. Tras la discusión del destino del cadáver, surgió la teoría de los falsos cuerpos, creados con cera como una estrategia, por lo que el médico no quería entregarla, ya que podría ser reemplazada, pero la verdadera seguía en manos del embalsador y era la que el coronel tenía como objetivo, asegurando un entierro seguro, pero peligroso para los demás ya que podría ser encontrado y robado.
cotee9:
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