resumen del libro proceso a un angel
Respuestas a la pregunta
El libro relata la historia de un pequeño corregimiento ubicado cerca de Trinidad, exactamente al cruzar el Mamoré, su nombre es Desalación. Allí nació una pequeña niña, la cual nunca fue bautizada pero por gusto de la partera que la recibió, se le conoció como Angélica. Angélica siempre fue una niña triste, hablaba poco.
Se dice que su madre jamás la amó, es más, dicen que llego a odiarla, por dos razones en especial, la primera fue que casi provoca su muerte mientras la paria, y al segunda, era que la niña fue producto de una noche de pasión con un hombre desconocido, un amor de una noche. Como consecuencia de este odio, Angélica no comía ni vestía bien, ni siquiera calzado usaba.
Era una niña pálida, de mirada triste y cercana al raquitismo, que lo máximo afecto que recibió fue el de su hermano Domingo y el de don Santiago León, quien era quizás el único en el pueblo que se compadecía de ella, tras las tremendas golpizas que le daba su madre.
Angélica solía ir al rio a buscar piedrecillas para simular que eran sus muñecas, ya que además de ser una familia de no muy abundantes recursos, ni Belinda, su madre, ni Custodio, su padrastro pensaron siquiera en la idea de comprarle algo para que pasara sus horas de soledad.
Un día, en medio de la búsqueda de sus juguetes, Angélica encontró una piedra, que parecía haber sido tallada y llevaba la imagen de una virgen, de la que se convertiría en la Virgen del Mamoré.
La niña asombrada por la belleza de aquella roca, la enseño a su madre, y de ahí en adelante esta piedra, empezó a adquirir fama dentro de los habitantes de Desolación.
Aprovechándose de la situación, Custodio Triana, quien además de mujeriego y sin muchos escrúpulos, era también muy ambicioso, decidió sacar partida de la devoción que el pueblo empezaba a manifestar por la Virgen del Mamoré.
El ingenioso hombre, invento una especie de ritual, en el que bañaban a Angélica en agua mezclada con pétalos. El primer día del ritual se encontraba congregada una gran cantidad de gente en el patio de la casa de Triana
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Dentro de los presentes estaban Camilo Moreno, el policía, don Benedicto, el corregidor y Gabino Cruz, un hombre que llevaba 4 años paralitico debido a un accidente mientras buscaba oro en un poso del rio.
Para dar final al ritual, Angélica empezaba a rociar manotadas del agua en la que acababa de ser bañada.
Y en ese primer día, al caerle agua a Gabino, este soltó sus muletas, dio un par de pasos y callo de rodillas, marcando así, el milagro de la que empezaría a ser conocida como la niña santa.
El ritual se repetía una vez por semana, atrayendo cada vez a más personas. Esto despertó la envidia de Belarmina, la bruja como la llamaban los demás, o yerbatera como ella misma denominaba a su oficio.
Al crecer la fama de Angélica disminuían los clientes de la bruja. Y por esto ella se sumió en un profundo odio hacia Angélica. Pasados aproximadamente 3 meses desde el milagro de Gabino, la gente empezaba a perder la fe, y por tanto Custodio empezaba a perder ganancias.
Así que decidió inventar un nuevo milagro; esta vez Triana pago a Crispín, el cartero del pueblo, para que le permitiera hacer parecer que tenía una herida en su mano, la cual iba creciendo poco a poco.
Este acepto, y para el día del ritual, Angélica realizaría su “segundo milagro”. La fe volvió a los seguidores de la niña santa, y los billetes volvieron al bolsillo de Custodio.
Motivado por la presión que le generaba la gran cantidad de seguidores que tenía su hermana, Domingo decidió confesar lo que había hecho, sin saber que generaría tanto caos. en medio del amor por su hermana, y su desesperación al verla tan triste.
Domingo tallo una roca y la puso donde sabía ella iría a buscarla, con la esperanza de que su pequeña hermanita se sintiera igual que las demás niñas de su edad, y jugara con lo más parecido a una muñeca que él le podía brindar. Al enterarse que la piedrecilla no era una virgen milagrosa, sino una simple muestra de afecto fraterno, el pueblo enloqueció.
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Furiosos e impulsados por Belarmina la bruja y otras cuantas mujeres que también profesaban un profundo odio hacia la niña o su madre, los habitantes de Desolación se ubicaron frente a la casa de Angélica gritando enardecidos de ira: Bruja, bruja!.
En un intento por salvar a la niña, don Benedicto la saco de la casa, y grito frente a todos, negando que las afirmaciones que hacia la multitud, y asegurando que tan solo era una niña indefensa.
Pero el resultado fue exactamente el opuesto; uno de los participantes de la muchedumbre derribo a don Benedicto y agarro a la niña, a este lo siguieron los demás llevando a la niña hasta el lugar donde se solía acumular la madera. Allí la amarraron, y en un brutal acto de sosiego y profundo desprecio, quemaron a la niña.