Resumen del libro: El huevo de colon
Pd: Ayuda es para mañana
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Es muy curioso que cosas que damos por sentado se tambalean de un día para otro ante nuevas confidencias. Secretos que suenan ya caducos en la mayoría de los oídos, y que sólo tienen sentido para aquel que en su día debió oír, y nunca oyó, de repente se revelan en el momento más inesperado.
Debemos ir más allá deY para darle un poco de coherencia al título de este post, busquemos esos lazos bizarros que se entrecruzan en mis recuerdos. Allá por el verano del 92 -fechas que aquí se recordarán siempre con cariño- el histriónico de Gurruchaga presentaba un programa que tituló el El huevo de Colón. Y que venía por una canción en la que acompañado por la orquesta Mondragón, cantaba aquello de. “Colón el genovés, Colón el portugués, Colón tenía uno, ¡ay, Cristóbal! Ni dos ni tres.”
Será que Colón nunca dejó claro ni de donde era ni de donde venía (es irremediable mi concatenación con el gran momento surrealista que en su momento nos hizo pasar el señor Pelegrí Pelegrí en una inolvidable aparición televisiva).
La leyenda dice que Cristóbal Colón al regresar a España tras haber descubierto el Nuevo Mundo, en una comida varios de los comensales le insinuaron maliciosamente que el único mérito de haber descubierto las Américas había sido ser lo suficientemente aventurero para navegar en dirección occidente más días que cualquier otro que lo hubiese intentado antes lo que nuestros ojos ven como si fuera un deber a nuestra inteligencia ultrajada. Luego se apuestan las fichas rojas y se descubre si uno ha comprendido las reglas que distancian al afortunado del buen jugador.