Castellano, pregunta formulada por lauravanessacarvajal, hace 21 horas

resumen del cuento misa de seis​

Respuestas a la pregunta

Contestado por gonzalesluzelena579
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Respuesta:

Abrióse sin ruido la vidriera y Juanito, que, medio oculto en el marco de un zaguán de la acera opuesta, impacientábase a fuerza de esperar, sintió que el corazón le daba un vuelco: dejó su escondite y fue a colocarse rápidamente al pie del balcón. Del fondo oscuro de éste se destacó entonces una figura esbelta, de contornos puros, reclinóse sobre el calado barandal y con voz que parecía un susurro dijo al galán, que se había vuelto todo ojos y oídos: —No puedo hablarte; María se halla en la sala y es fácil que nos oiga; está muy misteriosa hoy, no me pierde de vista; mañana nos veremos en Catedral, en la misa de seis. Dichas estas palabras, la figura de contornos puros se desvaneció en la sombra y la vidriera se cerró levemente. Juanito, frotándose las manos de gusto, se alejó de la calle a tiempo que los focos eléctricos, tras un rápido guiño, inundaban de luz pálida las aceras y los relojes públicos daban las seis. No había doblado aún la esquina cuando entró a la calle, por opuesto rumbo, otro joven que fue a detenerse en el mismo sitio que había servido de refugio al anterior. La cortinilla del balcón de enfrente se descorrió de nuevo y un par de ojos muy negros atisbaron por un momento el exterior. A poco las vidrieras volvieron a abrirse, surgió otra vez de la sombra una figura de mujer, e inclinándose graciosamente sobre el barandal, al pie del cual estaba el oso mencionado, dijo a éste, sotto voce: —No puedo resolverle hoy nada;

-María proponíase hacer lo mismo. Cuando llegaron a Catedral empezaba la misa en el altar del Perdón. Arrodilláronse las hermanas a regular distancia una de otra; abrieron sus devocionarios, y cuando Ana estuvo segura de que María no podía verla y María creyó otro tanto respecto de Ana, se levantaron ambas, y cada una por rumbo opuesto dirigióse a la puerta del costado derecho del gran templo. En el atrio esperaban los osos, graves, serenos, inamovibles. .. Y sucedió que al trasponer las dos hermanas los dinteles de la puerta volvieron el rostro por ver si alguien las observaba, y... se encontraron una enfrente de la otra. Intensa palidez cubrió sus semblantes; luego una oleada de sangre los coloreó, y con voz casi ininteligible, murmuró María: —Me sentí mala y salí en busca de aire. Y Ana, en el mismo tono: —Lo advertí, y temiendo que te pasara algo, salí a mi vez en tu seguimiento. Y sin esperar a que concluyese la misa cruzaron las naves, salieron al atrio principal y tomaron el coche, diciendo al automedonte con displicente voz: —¡A casa! En el camino casi no hablaron; sólo al aproximarse a su morada entablaron el siguiente breve diálogo: MARÍA.— No vuelvo a misa de seis. ANA.— Ni yo... MARÍA.— Hace mucho frío, y... ANA.— Pues, y... Y no volvieron, en efecto, a misa de seis.

Explicación:

:D

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