Resumen del cuento "Lucero de la Noche"
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Es la historia de un arriero, Rubén Olmos, que aprendió de su padre a
viajar por la cordillera acarreando ganado entre Chile y Argentina. Su
mejor amigo es un caballo llamado Lucero; su supertición le dijo que
éste le traería suerte en las difíciles hazañas.
Montado en su caballo, el arriero recorría senderos de sólo 80 centímetros de ancho justo para que pudiese pasar un animal entre un muro de piedra y un abismo. “Un paso en falso... y hasta el Juicio Final.” Un día, antes de comenzar su paso con Lucero por uno de esos muy estrechos y peligrosos senderos, Rubén Olmos cumple escrupulosamente la consigna establecida entre los transeúntes de la cordillera: desenfunda su revólver y dispara dos tiros al aire para advertir a cualquier posible viajero que la ruta está ocupada y debe aguardar. Luego, ya en pleno cruce y después de doblar un recodo ve venir en dirección contraria, a menos de veinte pasos, a otro hombre cabalgando un alazán tostado. Se acusan mutuamente de no haber hecho el disparo de advertencia, pero entonces descubren lo que realmente sucedió: los dos han disparado al mismo tiempo. Deciden echar a la suerte cuál de ellos sacrificará su caballo, y el perdedor es Rubén.
“Entonces, Rubén Olmos, como quien se descuaja el corazón, palmotea nuevamente a Lucero en el cuello, y de un empellón inmenso, lo hace rodar al abismo.”
Montado en su caballo, el arriero recorría senderos de sólo 80 centímetros de ancho justo para que pudiese pasar un animal entre un muro de piedra y un abismo. “Un paso en falso... y hasta el Juicio Final.” Un día, antes de comenzar su paso con Lucero por uno de esos muy estrechos y peligrosos senderos, Rubén Olmos cumple escrupulosamente la consigna establecida entre los transeúntes de la cordillera: desenfunda su revólver y dispara dos tiros al aire para advertir a cualquier posible viajero que la ruta está ocupada y debe aguardar. Luego, ya en pleno cruce y después de doblar un recodo ve venir en dirección contraria, a menos de veinte pasos, a otro hombre cabalgando un alazán tostado. Se acusan mutuamente de no haber hecho el disparo de advertencia, pero entonces descubren lo que realmente sucedió: los dos han disparado al mismo tiempo. Deciden echar a la suerte cuál de ellos sacrificará su caballo, y el perdedor es Rubén.
“Entonces, Rubén Olmos, como quien se descuaja el corazón, palmotea nuevamente a Lucero en el cuello, y de un empellón inmenso, lo hace rodar al abismo.”
negra091:
me sirvio mucho
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