Resumen del cuento Gianni Rodari Aventura con el televisor
es importante!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Una noche el doctor Verucci volvía a casa del trabajo. Este doctor Verucci
era un empleado, a lo mejor de correos. Pero también podía ser un dentista.
Podemos hacer todo lo que queramos con él. ¿Le colocamos bigotes? ¿Barba?
Muy bien, barba y bigotes. Intentemos también imaginar cómo está vestido,
cómo anda, cómo habla. En este momento se habla a sí mismo... Vamos a
escucharle a escondidas:
—A casa, por fin a casa... Hogar dulce hogar... No puedo más, estoy
verdaderamente cansado. Y además todo este jaleo, este tráfico. Ahora entro,
cierro la puerta, señoras y señores, los saludo: todos fuera... cuando cierro la
puerta de casa el mundo entero tiene que quedarse fuera. Esto al menos lo
puedo hacer, vaya... Ya está. Solo, al fin solo... qué maravilla... Primero, fuera la
corbata... Segundo, las zapatillas... Tercero, encender la televisión... Cuarto, la
butaca, con el taburete bajo los pies, cigarrillo... Ah, ahora estoy bien. Y sobre
todo, solo... so... Pero ¿usted quién es? ¿De dónde viene?
Una hermosa señorita sonreía amablemente al doctor Verucci. No estaba
un instante antes, ahora se encontraba allí, sonreía y se arreglaba un collar sobre
el pecho.
—Doctor, ¿no me reconoce? Soy la presentadora de la televisión.
Usted encendió el televisor y aquí me tiene. Tengo que darle las noticias
de última hora...
El doctor Verucci protestó:
—Más despacio, usted no está dentro del televisor como debería: está
en mi casa, en mi diván...
—Perdone, ¿cuál es la diferencia? También cuando estoy en el televisor
estoy en su casa y hablo con usted.
—Pero ¿cómo ha hecho para entrar? No me he dado cuenta... Oiga, ¿no
habrá entrado a escondidas, verdad?
—Vamos, no le dé tantas vueltas... ¿Quiere o no las
noticias del telediario? El doctor Verucci se resignó:
—La cosa no acaba de convencerme, pero bueno...
Puede empezar. La hermosa señorita se aclaró la voz y
comenzó:
—Entonces: en Inglaterra continúa la caza del temible bandido evadido de
la cárcel de Reading. El comisario jefe de la policía ha declarado que según él
el bandido se esconde en los bosques...
En ese momento el doctor Verucci oyó una voz que no provenía ni del
televisor ni de la presentadora, sino de un punto indeterminado detrás de su
cabeza. La voz dijo:
—¡Cuentos!
—¿Quién es? —se sobresaltó Verucci—. ¿Quién ha hablado?
—Es el bandido, ¿no? —dijo la locutora sin inmutarse—. Mire, estaba
escondido detrás de su diván.
—Cuentos —repitió la voz—, no le voy a decir a usted dónde
me escondo... El doctor Verucci se levantó de golpe, miró hacia
donde salía la voz y estalló: