Castellano, pregunta formulada por fornitefreefirekira, hace 1 año

resumen del cuento el cantor errante

Respuestas a la pregunta

Contestado por SantiagoQP
13

Respuesta:

Chasca avanzaba silenciosamente por el borde de los sembríos. El cielo principiaba a oscurecer. El Sol habíase dormido sobre el mar lejano, y él debía estar en el Castillo entrada la noche. Tenía prisa para poder hacer la caminata en seis horas. Como tuviera que saltar muchas vallas, Chasca salió de los sembrados y se internó por su sendero poco traficado; sin embargo iba encontrándose en el camino con gañanes rezagados que caminaban a prisa, temerosos de llegar a sus terrados demasiado tarde.

Bien pronto tuvo que ocultarse para no encontrarse con un grupo numeroso que comentaba la cacería de Makta-Sumac. Los hombres acaloradamente discutían y hablaban de los destinos y de los oráculos, Chasca salió cuando hubo pasado el último quechua. Ya era de noche y el silencio reinaba en todo el Imperio. El viejo guerrero caminaba de prisa. Tenía que concluir el sendero y cortar luego hacia el lado del río, luego subir por el camino de la orilla hasta el puente y pasarlo, para internarse en el vallecito en cuyo fondo se elevaba el castillo del noble joven.

Al acercarse al río, principió a percibirse el ruido del agua desgarrándose entre los peñascales y, serpenteando entre ese ruido, un eco apenas perceptible, suave como un suspiro, el eco de una música lejana. Chasca no reparó; mas, a medida que se acercaba a la caja del río, las notas, entre el ruido rocalloso, se hacían más perceptibles. Era como un quejido sin reproches, un dulce lamento, un dolor supremo e inconsolable, que llegaba a los ojos y les robaba lágrimas, que se filtraba entre los huesos y abría el pecho a todos los dolores pasados.

A medida que Chasca avanzaba, lo envolvía sin quererlo, esa música evocadora, inconsciente; evocaba el indio guerrero sus pasados dolores y sus lejanas y tristes alegrías esfumadas ya; veía pasar sus años de niño, jugando en los moldes de tierra junto al arroyo que humedecía la heredad; veía desfilar con sus padres a sus amigos niños, luego su ingreso en la Escuela de las Armas, su viaje en los ejércitos del Cuntisuyu y con el noble Huayna-Cápac, sus hazañas guerreras, sus títulos, dados por el Inca, de general del Imperio, sus amores muertos, sus riquezas amontonadas, sus mujeres olvidadas o muertas y sus setenta raymis noblemente llevados y respetados en el Imperio. El nunca se había acordado de su vida pasada. Tenía el presentimiento del futuro, mas ahora ese sonido de flauta lejana, en una noche de sacrificio a la Luna, en medio de un campo silencioso y grande, le hacían pensar y le obsesionaban.

Explicación:

Contestado por crowbarjones
9

Respuesta:

El último gran poemario de Rubén Darío.

En octubre de 1907, cuando aún resonaban las críticas elogiosas que suscitó su obra cumbre "Cantos de Vida y Esperanza" (1905), Rubén Darío publicó en Madrid su libro "El Canto Errante". Si bien "El Canto Errante" no alcanza la altura y trascendencia de "Cantos de Vida y Esperanza", la crítica coincide en considerarlo uno de los últimos grandes libros de Darío, que no desdice del prestigio alcanzado por el padre del Modernismo.

El libro incluye varios de los poemas más famosos de Darío, escritos y publicados en diferentes fechas, y se caracteriza por la variedad de metros y por las innovaciones poéticas que introduce. Al mismo pertenecen, por ejemplo, sus poesías: "A Colón" (1882), "Momotombo", "Salutación al águila", "A Francia", "Tutecotzimi", "La bailarina de los pies desnudos", "La canción de los pinos", "Nocturno", "Epístola a la señora de Leopoldo Lugones" y otros poemas.

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