resumen del cuento al pie del acantilado.
Respuestas a la pregunta
Nuestra casa se llenó de animales, de perros vagabundos, gatos, que comían ratas y culebritas en el barranco, a principio nosotros lo botábamos a pedradas, porque bastante trabajo teníamos con nuestro propio pellejo. También llegó un hombre que llevaba su tienda en su costal. Que por cierto se atoró con un trozo de pescado, fue aquel día que llegó a casa, lo dimos unos golpes en el cogote. Este hombre arreglo la finca, las puertas de la casa, afilo los anzuelos, y nunca pidió algo solo una troncha de pescado. Todo lo que estuvo malogrado lo compuso y de todo objeto roto inventó un objeto nuevo.
En el verano la gente pobre venía a la playa, nosotros lo limpiamos, y levantamos un cobertizo para dar sombra, los bañistas nos agradecieron y aumentaron y entonces intente cobrar 10 céntimos, pero me dijeron aún falta arreglar algunas cosas.
Un día mientras regresaba a casa mi hijo Toribio estaba mirando el mar, y me dijo no veo a Pepe ya hace mucho tiempo. Eso me asusto, y la tarde ya había caído; Corrí a las aguas me quite la ropa;lo busque, lo llame y no había respuesta. Ya era de noche todo era oscuro. Lo suplique de rodilla a los pescadores, que estaban a punto de zarpar. Que me ayudaran. Con once barcas y antorchas encendidas lo buscamos.
Al día siguiente alguien lo vio flotando vientre arriba, unos hombre lo sacaron yo no quise verlo, me fui sin voltear cabeza, les dije que lo enterraran en la playa, mas no lo hicieron, lo enterraron al día siguiente en el cementerio de surquillo. Perder un hijo es como un ave que pierde su ala, yo quede como lisiado por unos días.
Puse un letrero “caballeros 20 céntimos, mujeres 10 centavos” y eso era una ayuda para nosotros; pero llegaron nuevos vecinos, mucha gente empezó hacerse de un espacio, en el barranco, construyeron sus casas de costales, cartones, yo puse un puesto de bebidas y butifarras.
Mi hijo Toribio, le gustaba la ciudad, una vez me increpó, por no haberlo mandado a la escuela, sabría ganarme la vida, él sabía leer gracias a Samuel que lo enseñó, cuando lo acompañaba a la ciudad a arreglar caños, poner vidrios, y con lo que ganaba se iba al cine, se enamoró y se escapó con Delia.
Con la ayuda de Samuel me puse a construir un barco, pero se quedó a medio terminar, porque a él se lo llevó la policía, porque hace cinco años, había matado a su mujer con un formón, porque lo engaño. Yo vendí el barco a medio hacer. Mi hijo Toribio regresó un día, flaco y huesudo, solo para pedirme quinientos soles, había perdido un hijo, y el segundo no quiere perderlo; Y se fue. Solo nuevamente, quise hacer amigos, pero todos se alejaban de mí.
Un día llegaron hombres de la municipalidad y nos dieron tres meses para salir del barranco, querían construir un establecimiento de baños. Todos los que antes no querían ser amigos míos, hoy venían a mí, para que me hiciera cargo del problema, yo acepte estar al frente, y les dije que nadie nos sacaría, estos terrenos son del estado, y yo llevo siete años aquí.
Nos hicimos de un abogado, nos cobró 50 soles por familia, y nos hizo firmar unos papeles, durante varias semanas no hubo nada. Y yo hice alarde de mí, ya ven sin mí estarían perdidos, y todos me agradecieron. Pero un día el juez vino con policías y maquinarias y empezaron a destruir las casitas. Fuimos al abogado para que nos dijera algo, pero solo nos dijo, los juicios se ganan o se pierden y no hay devolución de dinero. Las casitas iban siendo destruidas y todos me echaron la culpa a mí.
La gente se arrimó a mi morada y allí estuvimos, hasta que llegaron las maquinas a destruir mi casa. Pero nos atrincheramos con piedras, tuvo que venir el juez, y decirnos los que quieran irse a las pampas de comas levanten la mano, y uno en uno se levantó. Me quede solo, nada podía hacer para que no destruyan mi casa. Entonces les dije destrúyanlo, no me hicieron caso, cogí una barreta y golpeé los muros, así háganlo les dije, ya es tarde me dijeron sonriendo y se fueron.
En la madrugada me fui a Miraflores, no quería ver que destruyen mi casa, me fui caminado solo por la playa del mar. Una voz me detuvo era Toribio, y Delia, y juntos caminamos por la playa, hasta que Toribio vio una planta de higuerilla, y ahí construimos nuestra nueva casa. Esto ha sido el resumen del cuento al pie del acantilado.
espero que te sirva aunque esta muy largo
bye...