Castellano, pregunta formulada por RapTrueno, hace 16 horas

resumen del capitulo 17 del viaje al centro de la tierra

Respuestas a la pregunta

Contestado por simonnaspiran
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Respuesta:

Aún no había osado hundir mi investigadora mirada en aquel pozo insondable en que me iba a sepultar. Hans aceptaba con tal tranquilidad la aventura, con tal indiferencia, con tan perfecto desprecio de todo lo que significase un peligro, que me abochornaba la idea de ser menos arrojado que él. Envié un cariñoso recuerdo a mi bella curlandesa, y se acercó a la chimenea central. Ya he dicho que medía cien pies de diámetro, o trescientos pies de circunferencia.

Me recliné sobre una roca avanzada hacia su interior y dirigí hacia abajo mi mirada. Sentí desplazarse en mí el centro de gravedad y subírseme el vértigo a la cabeza como una borrachera. No hay nada que embriague tanto como la atracción del abismo. Aunque mis ojos permanecieron tan poco tiempo fijos en el interior del pozo, dime cuenta de su conformación.

Evidentemente, el audaz profesor no nos consideraba comprendidos en esta ultima categoría. Oí el sonoro zumbido que produce el desplazamiento de las capas de aire. Mi tío, inclinado sobre el abismo, siguió con satisfecha mirada el descenso de su impedimento, y no se retiró hasta haberla perdido de vista.

¡Ruego a los hombres de buena fe que me digan si era posible escuchar sin estremecerse palabras semejantes!

oprimiendo frenéticamente la doble cuerda con una mano, y asiéndome con la otra a la pared por medio de mi bastón herrado. Cuando alguno de estos resbaladizos peldaños oscilaba bajo los pies de Hans, decía éste con voz tranquila. Al cabo de media hora sentamos nuestros pies sobre la superficie de una roca fuertemente adherida a la pared de la chimenea. Al asomar la cabeza fuera de le estrecha plataforma donde nos encontrábamos, observé que no se veía aún el fondo del precipicio.

Volvió a comenzar otra vez la maniobra de la cuerda, y, al cabo de media hora, habíamos descendido otros doscientos pies. No sé si el más entusiasta geólogo hubiera sido capaz de estudiar, durante este descenso, la naturaleza de los terrenos que nos rodeaban. Nos hallamos en pleno suelo primordial, suelo en el cual se ha producido el fenómeno químico de la inflamación de los metales al contacto del aire y del agua. Mi tío interpretó mi silencio como muestra de asentimiento, y se reanudó el descenso.

Al cabo de tres horas no se entreveía aún el fondo de la chimenea. Nuestro descenso no se interrumpía un solo instante. Parecía que las piedras desprendidas de las paredes se hundían produciendo un sonido más apagado, y que llegaban más pronto al fondo del abismo. Como había tenido cuidado de anotar escrupulosamente las veces que cambiábamos la cuerda, pude calcular con toda exactitud la profundidad a que nos encontrábamos y el tiempo transcurrido.

Habíamos repetido catorce veces esta maniobra, que duraba media hora aproximadamente. Eran, pues, siete horas, más catorce cuartos de hora de descanso, o tres horas y media. En cuanto a la profundidad a que nos encontrábamos, los catorce cambios de una cuerda de 200 pies representaban un descenso de 2.800. Me detuve en el instante en que iba a golpear con mis pies la cabeza de mi tío.

Abrimos el saco de las provisiones, cenamos, y nos tendimos después a dormir sobre un lecho de piedras y de trozos de lava. Cuando, tumbado boca arriba, abrí los ojos, vi un punto brillante en le extremidad de aquel tubo de 3.000 pies de longitud, que se transformaba en un gigantesco anteojo

Explicación:

Contestado por anibelencon
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Resumen:

Axel sabe que la verdadera parte del viaje está por empezar. Se siente aterrorizado por el abismo, a la vez que agradece que las paredes perpendiculares harán que sea relativamente fácil bajar por la chimenea. Los tres hombres utilizan una cuerda para descender con seguridad, dejando caer una parte del equipaje antes que ellos. Durante el descenso, Axel está demasiado asustado para mirar las fantásticas paredes de roca que le rodean. Lidenbrock expresa su confianza en que no aumentará mucho la temperatura a medida que se internan en las profundidades de la Tierra.

Tres horas después, los hombres siguen descendiendo. La abertura se hace cada vez más pequeña y el entorno, más oscuro. Una vez que llegan a un terreno llano, acampan exhaustos para pasar la noche. Axel mira hacia la abertura por encima de ellos y ve la Beta de la Osa Menor parpadeando a lo lejos.

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