resumen del capitulo 16 del principe y el mendigo
Respuestas a la pregunta
Dejemos ahora que hable el viejo cronista
« Cuando han hecho sus genuflexiones como los dos anteriores, y colocado dichos objetos sobre la mesa, se retiran con las mismas ceremonias realizadas por los primeros. Por fin, vienen dos nobles ricamente vestidos, uno de ellos con un trinchante, y después de haberse postrado tres veces de la manera más reverente, se acercan y frotan la mesa con pan y sal, dando muestras de tanto respeto como si el rey estuviera presente». Luego, a lo lejos se oyeron en los corredores el estruendo de las trompetas, y el confuso grito de «¡Paso al rey, paso a la majestad del rey!» Estas voces se repiten una y otra vez, acercándose más y más, y de pronto, casi en nuestras barbas, suena la nota marcial y la voz de «¡Paso al rey!», y aparece el brillante cortejo, que cierra filas a la puerta, con acompasada marcha. Sentóse a la mesa sin quitarse su gorro, y lo hizo sin el menor embarazo, porque el comer con el gorro puesto era la única costumbre regia en que los reyes y los Canty se hallaban en terreno conocido, ya que ninguno de ellos aventajaba a los otros en esa familiaridad con el gorro.