Resumen del cap 3 y 4 de Edipo rey!?
Respuestas a la pregunta
ReEl Coro se pregunta en voz alta sobre los orígenes de Edipo. Los sirvientes de Edipo conducen a un anciano identificado como ¨el pastor¨, el hombre que le dio el bebé al mensajero corintio hace tantos años. Edipo insiste en que revele exactamente lo que sabe. El mensajero afirma que Edipo es el mismo bebé que fue abandonado por su padre y su madre. El pastor reacciona con miedo y le ruega al mensajero que se calle. Edipo amenaza al pastor y, al final, el hombre confiesa que el bebé era un niño de la casa de Layo.
Edipo pregunta si el niño era hijo de un esclavo o del mismo Layo. El pastor confiesa que era hijo de Layo. Luego agrega que fue Yocasta quien lo entregó para que lo dejaran en el monte, ya que la profecía anunciaba que el niño mataría a su padre. El pastor dice que no tuvo el valor suficiente para dejar morir al bebé y que, por eso, decidió llevarlo a otro país. "¡Ay, ay! Todo era cierto, y se ha cumplido", grita Edipo. "¡Oh, luz!, por última vez hoy puedo verte¨ (58). Por último, se da cuenta de lo que sucedió y todos salen excepto el Coro. El Coro reflexiona sobre la naturaleza mutable de la felicidad humana: ¨(…) no hay en el mortal nada porque pueda llamarse feliz¨ (59). Nadie puede escapar del destino.
Un mensajero entra: viene del palacio con horribles noticias. En un largo discurso, dice que cuando Yocasta llegó al palacio fue directamente a su habitación, dio un portazo y comenzó a arrancarse los pelos con sus propias manos. Yocasta gritó el nombre de Layo y se lamentó por la tragedia de su hijo y esposo. Edipo irrumpió en el palacio y exigió una espada. Poco tarda en descubrir que Yocasta se ahorcó. Gimiendo horriblemente, la descolgó y la dejó en el suelo. Luego tomó los broches de oro con los que ella se abrochaba el vestido y se arranca los ojos. Una y otra vez se atravesó los ojos hasta que las lágrimas ensangrentadas cayeron por sus mejillas. Entonces pidió a gritos que alguien le abriera las puertas del palacio para mostrar a Tebas al hombre que mató a Layo. Juró que huiría de ese país para librar a su casa de la maldición.
Se abren las puertas del palacio y Edipo se tropieza. El Coro grita de agonía ante la imagen y sus integrantes se tapan sus propios ojos: "¡Oh, qué atroz sufrimiento, apenas visible para un hombre!¨ (62). Edipo grita a la ciudad con una voz que apenas parece la suya. El Coro lamenta que Edipo se haya convertido en algo tan terrible de ser visto, y manifiesta que él ha sido castigado en cuerpo y alma. Edipo pide que alguien sea su guía. Le suplica al Coro que lo saque de Tebas y maldice al pastor que le salvó la vida cuando era un bebé. El Coro le dice que seguramente la muerte hubiera sido mejor que la ceguera. Edipo responde preguntándole cómo podría encontrarse con sus padres en el inframundo con ojos que ven. ¿Cómo podría mirar a los niños a quienes había engendrado en pecado? Le ruega al Coro que lo oculte de la vista humana.
Aparece Creonte y le pide al Coro que lleve a Edipo adentro: "(…) son los de su propio linaje, solamente, los que por piedad han de oír las desgracias de su estirpe¨ (65). Edipo ruega que lo expulsen de Tebas. Creonte responde que debe esperar las instrucciones de Apolo. Edipo argumenta que las instrucciones de Apolo eran claras: el hombre impuro debe abandonar Tebas. Edipo también le pide a Creonte que entierre a Yocasta adecuadamente y que cuide a sus hijas. Antes de irse, le ruega ver a sus hijas una vez más. Antígona e Ismene son llevadas ante Edipo y él las acaricia con manos que son de padre y también de hermano. Él llora por el hecho de que nunca podrán encontrar esposos con este trágico linaje familiar. Con la promesa de Creonte de que lo enviará lejos de Tebas para cumplir la palabra de Apolo, Edipo deja a sus hijas, y él y Creonte entran de nuevo en el palacio.
Solo en el escenario, el Coro le pide al público que recuerde la historia de Edipo, el más grande de los hombres. Él era el único que podía resolver difíciles acertijos y sus compañeros envidiaban su prosperidad, pero ahora le ha sucedido la mayor de las desgracias. El Coro advierte a la audiencia que los mortales siempre ¨hemos de ver hasta su último día, antes de considerarle feliz a alguien¨ (69). Solo después de la vida se puede estar seguro de que la vida está "exenta de desgracias" (69).spuesta:
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