resumen de la séptima estación de JesusSÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez
V/. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R/. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 24
Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Con sus heridas fuisteis curados.
Mientras avanza por la estrecha vía del Calvario, Jesús cae por segunda vez. Entendemos su debilidad física, tras una terrible noche, después de las torturas que le han infligido. Tal vez no son sólo las vejaciones, el agotamiento y el peso de la cruz en sus espaldas lo que le hace caer. Sobre Jesús pesa una carga que no se puede medir, algo íntimo y profundo que se hace sentir más netamente a cada paso.
Te vemos como un pobre hombre cualquiera,
que se ha equivocado en la vida y ahora debe pagar.
Y pareces no tener ya más fuerzas físicas y morales
para afrontar el nuevo día. Y caes.
Cómo nos reconocemos en ti, Jesús,
también en esta nueva caída por agotamiento.
Y, sin embargo, te alzas de nuevo, quieres conseguirlo.
Por nosotros, por todos nosotros,
para darnos el ánimo de levantarnos de nuevo.
Nuestra debilidad está ahí,
pero tu amor es más grande que nuestras carencias,
siempre puede acogernos y entendernos.
Nuestros pecados, que has cargado sobre ti,
te aplastan, pero tu misericordia
es infinitamente más grande que nuestras miserias.
Sí, Jesús, gracias a ti nos levantamos.
Nos hemos equivocado.
Nos hemos dejado vencer por las tentaciones del mundo,
quizá por espejismos de satisfacción,
por querer escuchar que alguien todavía nos desea,
porque alguien dice que nos quiere, incluso que nos ama.
Nos cuesta a veces hasta mantener
el compromiso adquirido en nuestra fidelidad de esposos.
Ya no tenemos la frescura y el dinamismo de una vez.
Todo se hace repetitivo, cada acto parece una carga,
vienen ganas de evadirnos.
Pero tratamos de levantarnos de nuevo, Jesús,
sin caer en la más grande de las tentaciones:
la de no creer que tu amor lo puede todo.
Todos:
Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Pro peccatis suae gentis
vidit Iesum in tormentis
et flagellis subditum.
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Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 2, 24
Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Con sus heridas fuisteis curados.
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