Castellano, pregunta formulada por KAkAuvuM1887, hace 2 meses

resumen de la leyenda '' el tesoro del choque yapu'' porfavor :( tengo q hacerlo rapido :(​

Respuestas a la pregunta

Contestado por militogoat
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Respuesta:

Muy cerca de un pueblito de nuestras tierras bolivianas cuyo nombre no hace al caso, vivía hace muchísimo tiempo, un hombre sin más compañía que la de un  hermoso perro de  Terranova.

No se sabía de donde había llegado. Vivía a una milla de la aldea, en una antigua ermita abandonada.  Cultivaba un pequeño jardín de pensamientos negros que eran sus flores favoritas.  Por lo demás, su vida era un completo misterio.  Nadie sabía en qué ocupaba el tiempo.  Iba cada mes a la aldea a buscar lo necesario para su subsistencia y siempre pagaba sus compras en brillantes pepitas de oro puro.  Cuantas veces le interrogaron sobre su vida nuestro hombre permanecía siempre callado.  Ni siquiera pudieron saber cómo se llamaba.  Su aspecto era bondadoso su mirada dulce y perdida en la lejanía.  Tenía el rostro de color de cera, rodeado de una larga e inculta barba negra.

Por la moneda que gastaba, se presumía en la aldea que era un minero huraño que había descubierto riquísimos yacimientos auríferos; pero el secreto de estas minas eran todavía más impenetrables que su misma vida.

Muchos vecinos ambiciosos se habían propuesto seguirle a hurtadillas para sorprender el secreto, pero tuvieron que renunciar a sus propósitos, pues, nuestro hombre, que teñía una mirada de águila, en cuanto veía que algún intruso hollaba sus dominios enviaba contra él a su enorme perro, que abalanzándose a la garganta daba buena cuenta del intruso.  Y si faltaba a esto, él mismo echándose el rifle a la cara mataba al merodeador con un balazo certero.

Escarmentados los aldeanos, cesaron de molestar al hombre misterioso, a quien por sus maneras raras consideraban como un loco.

Sucedió una vez que nuestro hombre dejó de hacer sus acostumbradas visitas a las tiendas de la aldea, con visible desagrado de los comerciantes que dejaban de recibir en pago las codiciadas pepitas de oro.

Al fin, después de algún tiempo, llegó corriendo su terrible perro guardián provisto de una bolsa sobre la espalda, entró sin titubear a la casa del farmacéutico y alcanzó a éste un papel que llevaba entre los dientes.  Era una lista que el solitario enviaba pidiendo algunos medicamentos.  Cuando el inteligente animal estuvo despachado, abrió aún más la boca y, levantando su lengua, puso a la vista del comerciante una gruesa pepa de oro.  Era el pago de las drogas entregadas.

La noticia de la enfermedad del hombre misterioso cundió en la aldea.  Casi todos los vecinos, reuniéndose en casa del Corregidor, resolvieron ir en corporación a visitarlo.  A las claras se veía que tal visita no era para cumplir una de las obras de caridad, sino para ver de dónde sacaba el oro.

Al día siguiente salieron todos los aldeanos en dirección a la ermita abandonada.  Nadie había querido quedarse por no dejar de percibir algún provecho apoderándose del caudal del enfermo.  Por el aspecto de la comitiva y por las variadas armas que llevaban, parecía más bien que iban en son de combate antes que en auxilio de un paciente.

Al fin, desde medio camino divisaron la ermita con las debidas precauciones se fueron aproximando, era que temían ver salir, de un momento a otro, al solitario con el fusil en la mano o a su temible perro.

Pero, nada de esto sucedió.  Al acercarse los aldeanos a la puerta, ésta permaneció vacía.

Explicación: si

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