RESUMEN DE LA DIVINA COMEDIA CANTO 34 INFIERNO
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Resumen de La Divina Comedia
INFIERNO – Resumen de la Divina COmedia
La empresa comienza con un Dante que, a la mitad del camino de la vida, se ve perdido. La selva oscura, asediada por fieras, en la que inicia el camino del poeta, refleja la confusión del alma que ya no encuentra el sentido de la vida conforme al bien y tan sólo halla un débil apoyo en la sensibilidad y las apariencias.
Surge entonces la razón – y, más que la sola razón, la sabiduría del arte – encarnada por Virgilio. El poeta latino salvará a Dante del asedio de las bestias, una pantera, un león y una loba, en las que algunos intérpretes ven la representación de los pecados de incontinencia, violencia y malicia. Después le hablará de un viaje que se ha planeado desde el cielo y que le servirá para reencontrarse con el fin auténtico, el único al cual debe dedicarse la existencia.
La jornada no será sencilla. Habrá que descender hasta lo más profundo del infierno, para ver cómo los vicios aniquilan a las almas. Después, será testigo de la expiación de los pecados en el purgatorio y, finalmente, deberá contemplar la luz de Dios, visión que tampoco es fácil de sostener (Canto I).
Dante, como es de esperarse, se siente aterrado. Pero Virgilio le rebela quién intercedió por él para que tal oportunidad le fuese concedida. Se trata de su amada Beatriz; en adelante, el solo nombre de la dama le dará la seguridad y el aliento necesarios para llevar a cabo cualquier empresa, incluyendo el descenso a los nueve círculos infernales (Canto II).
Avanzan, pues, hasta las puertas del infierno, franqueadas por el río Arqueronte. Hay, sin embargo, un vestíbulo que precede al río y en el que un grupo de almas profiere graves lamentos. Aquí – relata Virgilio – están confinadas las almas de quienes no conquistaron ningún tipo de gloria, pero tampoco merecieron algún reproche; no fueron fieles a Dios ni se rebelaron contra Él; no ganaron ni amigos ni enemigos; vivieron sólo para sí mismos, sin dejar huella en el mundo. Fue tal su indiferencia que no hay sitio para ellas ni en el cielo ni en el infierno y deben conformarse con permanecer a las puertas de este último lugar (Canto III).
Dante y Virgilio no se detendrán aquí. Ambos suben a la barca del demonio Caronte, quien los llevará del otro lado del río, hasta el Limbo, primer recinto infernal. En este lugar se encuentran las almas que no recibieron el bautismo y que no cometieron ninguna falta grave, salvo el haber vivido en una época pagana. Aquí están Homero y Horacio; Héctor y Eneas; Sócrates, Platón y Aristóteles; y el propio Virgilio, junto con otros sabios, poetas y héroes a quienes no les fue revelado el verdadero Dios. Permanecerán ahí mientras el mundo guarde su recuerdo. Sin embargo, están condenados a vivir sin la esperanza de alcanzar alguna vez la gloria divina (Canto IV).
Luego de cruzar el Limbo, los dos poetas descienden al siguiente círculo, no sin toparse primero con el juez Minos. Con su larga cola, este demonio azota el suelo, marcando el número de círculos que deberá bajar el alma (Canto V). Es hasta el segundo círculo donde inicia el castigo de los pecados de incontinencia, violencia y malicia. Conviene aclarar que esta clasificación de los vicios proviene de Aristóteles; sin embargo, no todos los pecados que Dante ubica en el infierno se ajustan a ella; la herejía no cabía en el catálogo del filósofo griego, pero sí encuentra un lugar dentro de las faltas condenadas por el cristianismo.
A partir del segundo círculo, el infierno se ordena de la siguiente forma:
Vicios de incontinencia. Castigo al dominio inadecuado de la voluntad
• Segundo círculo. Un torbellino lleva las almas de los lujuriosos (Canto V).• Tercer círculo. Los golosos avanzan bajo una lluvia de agua negruzca, nieve y granizo. El recito es custodiado por Cerbero, monstruo con tres cabezas de perro que desgarra con sus enormes colmillos a las almas que intentan evadir la lluvia (Canto VI).• Cuarto círculo. Avaros y pródigos caminan en dos filas, arrojándose bultos unos a otros y repitiendo: “¿Por qué guardas? ¿Por qué tiras?” Su apego desordenado al dinero los somete a tal castigo. Plutón, monstruo de grandes labios hinchados, vigila que lo cumplan (Canto VII).• Quinto círculo. Los iracundos pelean y arremeten unos contra otros, mientras están sumergidos en las aguas pantanosas de la laguna Estigia (Canto VIII)...etc.
INFIERNO – Resumen de la Divina COmedia
La empresa comienza con un Dante que, a la mitad del camino de la vida, se ve perdido. La selva oscura, asediada por fieras, en la que inicia el camino del poeta, refleja la confusión del alma que ya no encuentra el sentido de la vida conforme al bien y tan sólo halla un débil apoyo en la sensibilidad y las apariencias.
Surge entonces la razón – y, más que la sola razón, la sabiduría del arte – encarnada por Virgilio. El poeta latino salvará a Dante del asedio de las bestias, una pantera, un león y una loba, en las que algunos intérpretes ven la representación de los pecados de incontinencia, violencia y malicia. Después le hablará de un viaje que se ha planeado desde el cielo y que le servirá para reencontrarse con el fin auténtico, el único al cual debe dedicarse la existencia.
La jornada no será sencilla. Habrá que descender hasta lo más profundo del infierno, para ver cómo los vicios aniquilan a las almas. Después, será testigo de la expiación de los pecados en el purgatorio y, finalmente, deberá contemplar la luz de Dios, visión que tampoco es fácil de sostener (Canto I).
Dante, como es de esperarse, se siente aterrado. Pero Virgilio le rebela quién intercedió por él para que tal oportunidad le fuese concedida. Se trata de su amada Beatriz; en adelante, el solo nombre de la dama le dará la seguridad y el aliento necesarios para llevar a cabo cualquier empresa, incluyendo el descenso a los nueve círculos infernales (Canto II).
Avanzan, pues, hasta las puertas del infierno, franqueadas por el río Arqueronte. Hay, sin embargo, un vestíbulo que precede al río y en el que un grupo de almas profiere graves lamentos. Aquí – relata Virgilio – están confinadas las almas de quienes no conquistaron ningún tipo de gloria, pero tampoco merecieron algún reproche; no fueron fieles a Dios ni se rebelaron contra Él; no ganaron ni amigos ni enemigos; vivieron sólo para sí mismos, sin dejar huella en el mundo. Fue tal su indiferencia que no hay sitio para ellas ni en el cielo ni en el infierno y deben conformarse con permanecer a las puertas de este último lugar (Canto III).
Dante y Virgilio no se detendrán aquí. Ambos suben a la barca del demonio Caronte, quien los llevará del otro lado del río, hasta el Limbo, primer recinto infernal. En este lugar se encuentran las almas que no recibieron el bautismo y que no cometieron ninguna falta grave, salvo el haber vivido en una época pagana. Aquí están Homero y Horacio; Héctor y Eneas; Sócrates, Platón y Aristóteles; y el propio Virgilio, junto con otros sabios, poetas y héroes a quienes no les fue revelado el verdadero Dios. Permanecerán ahí mientras el mundo guarde su recuerdo. Sin embargo, están condenados a vivir sin la esperanza de alcanzar alguna vez la gloria divina (Canto IV).
Luego de cruzar el Limbo, los dos poetas descienden al siguiente círculo, no sin toparse primero con el juez Minos. Con su larga cola, este demonio azota el suelo, marcando el número de círculos que deberá bajar el alma (Canto V). Es hasta el segundo círculo donde inicia el castigo de los pecados de incontinencia, violencia y malicia. Conviene aclarar que esta clasificación de los vicios proviene de Aristóteles; sin embargo, no todos los pecados que Dante ubica en el infierno se ajustan a ella; la herejía no cabía en el catálogo del filósofo griego, pero sí encuentra un lugar dentro de las faltas condenadas por el cristianismo.
A partir del segundo círculo, el infierno se ordena de la siguiente forma:
Vicios de incontinencia. Castigo al dominio inadecuado de la voluntad
• Segundo círculo. Un torbellino lleva las almas de los lujuriosos (Canto V).• Tercer círculo. Los golosos avanzan bajo una lluvia de agua negruzca, nieve y granizo. El recito es custodiado por Cerbero, monstruo con tres cabezas de perro que desgarra con sus enormes colmillos a las almas que intentan evadir la lluvia (Canto VI).• Cuarto círculo. Avaros y pródigos caminan en dos filas, arrojándose bultos unos a otros y repitiendo: “¿Por qué guardas? ¿Por qué tiras?” Su apego desordenado al dinero los somete a tal castigo. Plutón, monstruo de grandes labios hinchados, vigila que lo cumplan (Canto VII).• Quinto círculo. Los iracundos pelean y arremeten unos contra otros, mientras están sumergidos en las aguas pantanosas de la laguna Estigia (Canto VIII)...etc.
JuniorDestiny7:
No me daba mas espacio para poner mas palabras te escribiré algunas cosas aquí.
• Sexto círculo. Sepulcros abrazados en llamas contienen a las almas de los herejes. Papas y clérigos destacan entre los condenados a este suplicio (Cantos IX, X y XI).
• Séptimo círculo. Dividido en tres recintos, que castigan tres grados de violencia:
– Los que agredieron al prójimo están dentro de un río de sangre hirviendo (Canto XII).
• Octavo círculo. Aquí reciben su castigo los fraudulentos, quienes en vida engañaron al prójimo mediante la seducción, la simonía (el soborno para adquirir oficios o cargos dentro de la jerarquía de la Iglesia), la hechicería, la estafa, la hipocresía, el robo, los malos consejos, la discordia y la suplantación de personas (Cantos XVIII a XXXI).
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