resumen de el fantasma de caterville capítulo 5 y 6 largo porfa
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En estos capítulos, la narración toma definitivamente un rumbo diferente del desarrollado en los primeros apartados, ya que abandona la mirada paródica y humorística que predomina en la primera parte de la nouvelle para ahondar en la crisis y la angustia existencial que ataca al personaje de sir Simon. Si bien el texto no explicita las causas de la depresión del fantasma, los lectores entendemos que su origen está vinculado a las persecuciones y humillaciones recibidas, que lo hacen darse cuenta de que ya está harto de asustar y prefiere, simplemente, descansar en el Jardín de la Muerte. En este sentido, sir Simon parece haber aceptado que, en el mundo moderno, su tarea no tiene sentido ni valor y que, por lo tanto, es momento de partir. En este sentido, Wilde valora y reconoce la autenticidad antes que la actuación permanente, las poses y las manipulaciones. La experiencia de sir Simon revela que su forma de vivir es en realidad el refugio solitario de un pecador angustiado, dispuesto a abandonar esta vida por la paz que solo el perdón puede otorgar.
Hasta este momento, Virginia es un personaje con escaso desarrollo narrativo en comparación con otros integrantes de su familia, pero este encuentro la vuelve central para la trama. La mención al duque de Cheshire como su pretendiente reaparece en forma de compromiso matrimonial. Este vínculo es significativo, ya que refleja una de las formas más importantes de intercambio cultural y comercial entre Europa y Estados Unidos a finales del siglo XIX. El casamiento como pacto económico une a la aristocracia europea en decadencia con herederos estadounidenses para intercambiar grandes dotes. Este arreglo, como la venta de arte y de la misma mansión de Canterville, troca la sofisticación y el prestigio social por la necesidad práctica de dinero disponible para cualquier situación. En este sentido, Virginia y su acercamiento a la sociedad inglesa puede explicar también parte de la motivación familiar detrás de la compra de la casa.
A causa de sus crímenes, el fantasma no puede descansar en paz fácilmente: necesita que un ser puro e inocente interceda ante él y pida perdón por sus pecados. De esta manera, Virginia representa el personaje que habilita el pase a la eternidad de sir Simon. En estos capítulos, se desarrolla con mayor profundidad el tema de la empatía como vínculo afectivo. Cuando el fantasma explica la causa de su fallecimiento -condenado a morir de hambre- exhibe que únicamente su cuerpo expiró, mientras que su espíritu continúa circulando a lo largo de trescientos años. Frente a esta revelación, Virginia le ofrece un sándwich para paliar el hambre. En este gesto, la muchacha humaniza al fantasma y le muestra compasión y amabilidad frente a su sufrimiento. Esta actitud contrasta con el trato recibido por parte del resto de la familia Otis, acostumbrada a humillar y maltratar a sir Simon.
En esta conversación con el fantasma, Virginia oscila entre la empatía y el juicio moral. Es consciente de que sir Simon es víctima del maltrato de sus hermanos, pero también le reprocha ser culpable del asesinato de su mujer. Este momento es uno de los pocos en los que se toma en serio el delito del fantasma, y es significativo que sea Virginia, como una mujer joven comprometida amorosamente, el único personaje que piensa en lady Eleonore en su dimensión humana, como una persona real que merece justicia. En este sentido, sir Simon no manifiesta ningún tipo de arrepentimiento y hasta justifica sus crueles acciones: considera que el castigo impuesto es desmesurado ya que su mujer, de alguna manera, merecía ese desenlace. La narrativa de la historia avala esta perspectiva despreocupada sobre el crimen. Tanto el fantasma como Virginia abandonan rápidamente este tema de conversación y se focalizan en hacer realidad el deseo de sir Simon de descanso eterno y en paz.
Sin embargo, para que el fantasma pueda finalmente morir, hay una serie de elementos que intervienen en este ritual; ”—¿Ha leído usted alguna vez la vieja profecía que hay sobre la ventana de la biblioteca?” (p. 52), le pregunta sir Simon a la muchacha. Este intercambio se entiende como un ejemplo del recurso literario conocido como deus ex machina. La mención a la profecía como motor que resuelve la historia del fantasma y su necesidad de descansar en paz irrumpe bruscamente, de manera repentina, sin que nadie antes se haya referido a su presencia en el ventanal de la biblioteca. Al mismo tiempo, si la existencia de la profecía se hubiera mencionado con anterioridad, el desenlace de la narración habría sido muy evidente.
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