resumen de [Aprender a escuchar ] de Carlos lenkersdorf
Respuestas a la pregunta
Este hace un recorrido que nos invita a caminar el escuchar, desde nuestras percepciones hasta las percepciones Tojolablaes, nos lleva a descubrir lo que es oír que es diferente de escuchar, las consecuencias que trae el oír y no escuchar así como las de escuchar atentamente. Nos acerca a los diferentes niveles de escucha, y las diferentes posiciones del escuchar, sus contextos y significaciones, el escuchar en comunidad y en solitario, la aparente democracia del escuchar, los obstáculos que se encierran al momento de escuchar, lo que queremos o no queremos escuchar. Para finalmente abordar los conceptos clave del escucha, el nosotros, la anatomía del escucha, la complementariedad y como el escuchar implica el uso absoluto del cuerpo, la mente y el habla, así como percibir lo dicho por la tierra misma.
Aprender a escuchar implica hacerse conscientes de la existencia de sí mismo y del otro como sujeto concreto, la idea de Lenkersdorf, (2008) tal vez por ser lingüista se funda en la lengua compuesta por las palabras que se hablan y que se escuchan, observando con cierta desesperanza que la historia occidental ha mantenido la lengua como un elemento unimodal, solo de lo que se habla, pero no menciona la necesidad de escucha. Es posible que ello se deba a su forma propia de crear el mundo, a través del mercantilismo, aquel que todo lo vende, y por ende no requiere el lenguaje para ser escuchado, solo para ser oído, pronunciado, repetido, pero no pensado. Es un volcán de palabras continuas, que no paran y que se emiten, a la distancia, desde lejos, pero cerca de los oídos, pero no espera respuestas de aquellos a quienes se dirigen (Lenkersdorf, 2008, p. 40), el hablar se funda en el discurso que se dirige a quien asiente lo dicho y, que cree de antemano que sabe lo que quiere decirnos el escuchante, pero en el fondo no requiere, ni espera que se le contrapongan o se le contradiga, sólo quiere borregos que no piensen y asientan a lo dicho. Solo se estudia la lengua con el fin de saber de qué manera influenciar al otro, pero no como entenderlo.
Sin embargo el escuchar pretende según Lenkersdorf, (2008, p. 41) interpretando a los Tojolabales, como aquella que se empareja, que elimina el enemigo, porque al escucharlo buscamos entenderlo, reconocerlo, y respetarlo. Busca según los Tojolabales, escuchar, implica unir el hablar y el escuchar (´ab´al / k´umal). Porque el escuchar abre el corazón y, acalla nuestro yo interior que no se calla y, que impide escuchar al otro, porque nuestros prejuicios que gritan de nuestro interior impiden escuchar, además de que nos aíslan en nuestro propio mundo (Lenkersdorf, 2008, p. 48). Esa lucha contra el exterior y nuestro interior nos lleva al riesgo de escuchar al otro y al hacerlo ponernos en los zapatos del otro, el de desarmarnos, de exponernos como humanos (Lenkersdorf, 2008, p. 53). Implica quitar el objeto de las oraciones, eliminar al que domina al sujeto, es decir, aceptar que es un dialogo donde no hay objetos o sujetos subordinados, inferiores u dominantes y dominados, autoridades versus ignorantes. Se trata de sacar del camino el autoritarismo, la imposición, la manipulación y las palabras verticales. Lo que se busca es una comunicación bidireccional entre sujetos que están dispuestos a hablar y escucharse.
El saber hablar-escuchar implica consensos unánimes y no de mayorías, porque al hablar y escuchar de forma bidireccional, permite llegar a diálogos –escuchados, que admiten la disidencia que debe argumentar las razones de su desacuerdo, para reabrir el debate y finalmente se deben llegar a acuerdos, así los mismos demoren días. Porque al final se logra un coro que canta al unísono la misma palabra que luego de ser escuchada se convierte en un hacer común, y para hacerlo bien todos deben cantar y escuchar el coro al mismo tiempo para integrarse y hacerlo realmente bien. Esto es lo que se aprecia en las comunidades Tojolabales que se “caracterizan por la capacidad, la obligación y el querer escuchar” (Lenkersdorf, 2008, p. 76). Pero que se manifiesta de forma democrática diferente a la democracia occidental, porque el pueblo nunca pierde su vocería y su mando en manos de su representante, porque el representante siempre es controlado por el pueblo, a diferencia de la democracia occidental donde el representante una vez es elegido se convierte en él mandamás que es dueño de la verdad e impone a su arbitrio.