resumen de 10 líneas la democracia la entrevista realizada por UNESCO al Max Hernández
Respuestas a la pregunta
Explicación:Max Hernández, uno de los más prestigiosos psicoanalistas e
intelectuales del Perú actual, analiza en esta conversación dos
temas fundamentales para entender los problemas del país: la
ausencia histórica de la figura paterna, representada en diversas
instancias por modelos violentos y autoritarios; y la tarea que
deberán emprender los partidos políticos frente al desafío de una
nueva realidad, en la que los paradigmas del verticalismo van
quedando atrás para dar paso a la construcción de una
democracia política auténtica La vocación médica, que en mi caso se ha limitado en cierto modo
al ejercicio del psicoanálisis, debe ser una vocación de muy larga
data, vinculada de seguro con el asombro ante el prestigio de los
médicos que llegaban a mi casa, y probablemente a razones más
oscuras y algunas de ellas impublicables. Me imagino que tiene
que ver con dimensiones de la propia relación con
descubrimientos más tempranos de niño: la vida, la muerte, el
sufrimiento.
Ustedes son tres hermanos y los tres son médicos…
En efecto, los tres somos médicos. Yo soy el mayor. Lucho murió.
Mi abuelo murió siendo yo muy pequeño. Era un español de
Castilla con unos bigotes como de manubrio de bicicleta que me
engreía mucho. Mi abuelo enviudó y se casó después con una
señora limeña a la que yo quería mucho y que también me
engreía. Probablemente el hecho de que ella envejeciera y
enfermara me fue presentando esos enigmas que la vida te
plantea. Imagino que mi interés por la medicina puede venir de
ahí. La psiquiatría o el psicoanálisis se lo debo a un profesor en el COLEGIO En ese entonces, San Marcos funcionaba en la Casona del
Parque Universitario, en una Lima en la que todavía conocías
algunos de los nombres de las calles (la calle del Pacae,
Mercaderes, entre otras). San Marcos parecía estar en el centro
mismo de Lima, que creíamos que era el centro mismo del Perú.
En esa época San Marcos era muy plural y realmente ofrecía una
representación muy amplia del país: había gente de clase alta así
como gente de origen campesino. Para algunos de nosotros, que
veníamos de colegios privados, era un cambio muy radical en la
percepción de lo que era ese universo. En segundo lugar,
descubrir que tú eras el que tenía que estudiar porque el profesor
no te pedía que lo hicieras, era el descubrimiento de la libertad.
Además, para alguien que provenía de un colegio solo de
hombres, una universidad mixta —aunque en premédicas no
había muchas mujeres, pero sí las había en Letras, en
económicas, en farmacia— hizo de la adolescencia fuera una
especie de segundo nacimiento al país en su conjunto. Recuerdo
que la primera vez que entré al general de San Marcos la
arquitectura me pareció deslumbrante, ese marco con aspecto de
parlamento británico. Luego, cuando llegué a ser presidente de la
Federación de Estudiantes de San Marcos, cada vez que hablaba
desde el estrado mi primera impresión era no creer que estaba en
el estrado hablando. El cine que quedaba cerca de San Marcos,
los primeros atisbos del billar, los cafés, el Palermo, el Zela y el
Negro Negro, al cual uno a veces se atrevía a incursionar porque
era una catedral importante; allí uno pUDO