Resumen capítulo 8 viaje del parnaso
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
EL «VIAJE DEL PARNASO»:
TESTIMONIO DE UNA DISCONTINUIDAD
De todos es sabido que el Viaje del Parnaso es una obra bien lejana
de la fastuosidad crítica de los textos mayores cervantinos; es más, está
tan lejana de las demás obras del máximo autor que debe colocarse en
el peldaño más bajo de la escala de valores y a una respetable distancia
del conjunto de su obra. Tenía razón Rivers cuando, hace veinte años,
se quejaba de que el poema era «quizá la obra menos conocida, estimada
y estudiada de todas las cervantinas» 1 , sin dejar de señalar años
después que el Viaje es un texto de «lectura minoritaria» 2 .
Bastan pocas anotaciones sobre un iter crítico avaro y bastante
genérico, e incluso oscilante hasta el maniqueísmo, para confirmar
objetivamente, hasta que punto la mayoría de la exégesis textual haya
sido poco propensa a resolver el problema fundamental en el cual la
obra, según mi opinión, está sumergida desde su génesis.
De cara a un tal panorama crítico se puede pensar que la malvada
crítica de Lope, bien nota a todos los cervantistas, haya pesado profundamente en el pobre Cervantes. Lope exclamaba diez años antes de la
aparición de la obra, en 1604: «De poetas no digo; ¡buen año es éste!;
muchos están en ciernes para el año que viene; pero ninguno hay tan
malo como Cervantes, ni tan necio que alabe a Don Quijote»; como si
el mismo Lope, víctima de un tardío arrepentimiento, no hubiese
escrito en el Laurel de Apolo, en 1631, que los de Cervantes eran «versos de diamantes... dulces, sonoros y elegantes».
Vicente Gaos en la introducción a su edición del Viaje anota: «La
mayoría de los críticos que más o menos incidentalmente, se han ocupado del asunto, apenas han hecho otra cosa que preguntarse si Cervantes fue o no poeta, pronunciándose por la negativa, o, como reacción natural, por el ditirambo infundado» 3 . Que las cosas estén
fundamentalmente así lo confirman poquísimas referencias, empe
Explicación: Angel Vasquez