Castellano, pregunta formulada por erikapaolacast94, hace 15 horas

resumen capitulo 13 viaje al centro de la tierra ​

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Contestado por juannarvaezvalbuena
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Respuesta:

Cuando nos hubimos desembarazado de nuestros arreos de viaje, oímos la voz del dueño de la casa que nos invitaba a pasar a la cocina, única pieza en que se encendía lumbre, hasta en los mayores fríos. Al entrar, nuestro anfitrión, como si no nos hubiese visto hasta entonces, nos saludó con la palabra saellvertu, que significa "sed felices", y nos besó en las mejillas. Los que ya sabían hablar, repetían saellvertu en todos los tonos imaginables, y los que aún no habían aprendido, gritaban con todas sus fuerzas. Después, tranquilamente, automáticamente, sin que ninguno de los ósculos fuese más acentuado que cualquiera de los demás, besó al dueño de la casa, a su esposa y a sus diez y nueve hijos.

Nuestro huésped nos sirvió una sopa de liquen que no era desagradable, y después, una enorme porción de pescado seco, nadando en mantequilla agria, que tenía lo menos veinte años, y muy preferible, por consiguiente, a la fresca, según las ideas gastronómicas de Islandia. En fin, para beber, nos sirvió un brebaje, compuesto de suero y agua, conocido en el país con el nombre de blanda. Al día siguiente, a las cinco, nos despedimos del campesino islandés, costándole gran trabajo a mi tío el hacerle aceptar una remuneración adecuada, y dio Hans la señal de partida. A cien pasos de Gardär, el terreno empezó a cambiar de aspecto, haciéndose pantanoso y menos favorable a la marcha.

Esta horrible afección de la lepra es bastante común en Islandia. Yo me dejé arrastrar por la melancolía de aquella naturaleza salvaje y mis recuerdos me condujeron a mi país natal. Al anochecer, después de haber vadeado dos ríos donde abundaban las truchas y los sollos, el Alfa y el Heta, nos vimos precisados a hacer noche en una casucha ruinosa y abandonada, digna de estar habitada por todos los duendes y espíritus de la mitología escandinava. Sin duda alguna, el genio del frío había fijado en él su residencia, pues hizo de las suyas toda la noche.

Siempre el mismo terreno pantanoso, la misma fisonomía triste, la misma uniformidad. Al llegar la noche habíamos recorrido la mitad de la distancia total, y pernoctamos en el anejo de Krösolbt. El 10 de junio recorrimos una milla, sobre poco más o menos, por un terreno de lava. Esta disposición del suelo se llama en el país hraun.

Esto no obstante, los humos de algunos manantiales calientes se elevan de distancia en distancia. El sábado 20 de junio, a las seis de la tarde, llegamos a Büdir, aldea situada a la orilla del mar, y el guía reclamó el salario convenido. Aquí fue la familia misma de Hans, es decir, sus tíos y primos, quienes nos hospedaron en su casa.

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