Resumen breve de La música de los domingos de Liliana Heker
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Había un momento de la tarde –podían ser las cuatro, tal vez las cinco si era verano– en que el viejo se pegaba a la ventana, la cabeza un poco ladeada, la mano haciendo de pantalla contra la oreja, y con voz de velorio decía: Lástima la música. Eso, después que nosotros nos habíamos pasado las horas meta Magaldi, meta Charlo, y todo para tenerlo contento porque (como dijo una vez tía Lucrecia) un domingo de mala muerte que lo traemos bien podemos hacer un pequeño sacrificio con tal de verlo feliz. Para pequeño sacrificio le sobraba una sota: como al viejo le hacía falta no sé qué calor humano para, según decía, vivir el futbol como Dios manda, nos teníamos que clavar todos hasta la doce de la noche, porque con los del Hogar, decía, no quería sentarse ni a ver la tabla de posiciones, todos viejos chotos
ESPERO Y TE SIRVA <3